Ola de asesinatos sacude Sao Paulo

Por lo menos 140 personas han sido asesinadas en la ciudad más grande de Sudamérica en las dos últimas semanas, en una creciente ola de violencia, informó el Departamento de Seguridad Pública de Sao Paulo.
Las matanzas aumentaron notablemente en septiembre, con 144 muertos.
El cibersitio del departamento dice que hubo 982 homicidios en Sao Paulo en los primeros nueve meses del año. Las víctimas incluyeron 90 policías, en su mayoría asesinados fuera de servicio.
Un funcionario del departamento dijo que los asesinatos fueron ordenados por líderes presos de un grupo delictivo llamado Primer Comando de la Capital (PCC), en represalia por el combate contra el narcotráfico. Habló el sábado bajo condición de anonimato por no estar autorizado a comentar el tema con la prensa.
El PCC es uno de los grupos del crimen organizado más conocidos de Brasil. Con sus bastiones en las prisiones estatales de Sao Paulo, el grupo presuntamente estuvo detrás de varias olas de ataques contra la policía, edificios del gobierno, bancos y autobuses públicos en 2006.
La serie de ataques de pandillas y contraataques de la policía en las favelas _barrios muy pobres_ dejaron más de 200 muertos.
En algunos distritos de Sao Paulo, las tiendas y escuelas cerraron a comienzos de la semana pasada por rumores de que el PCC impondría un toque de queda.
"Ante la ola de violencia en la zona sur de la ciudad, los directores de escuelas decidieron enviar a personal y estudiantes a casa temprano para garantizar su seguridad", dijo al diario Folha de S. Paulo Eliane Valerio de Souza, asistente administrativa de una escuela de capacitación profesional.
La semana pasada, las autoridades estatales de Sao Paulo anunciaron que líderes del PCC sospechosos de utilizar teléfonos celulares obtenidos de contrabando para ordenar los ataques y coordinar la venta de drogas, el asesinato de rivales y comprar armas, serían transferidos a una prisión de máxima seguridad fuera del estado.
El jueves un líder menor del PCC fue enviado a una penitenciaría federal en el norte de Brasil y se espera que otros sean transferidos a finales de mes.