Ni siquiera la muerte puede detener la violencia contra los homosexuales en esta parte del mundo. El cadáver de Madieye Diallo apenas llevaba sepultado unas horas cuando una turba llegó con palas al cementerio, en el que había yerba por todas partes. Sacaron el cuerpo de Diallo, le escupieron, se lo llevaron arrastrando y lo botaron frente a la casa de sus padres ancianos. La escena, ocurrida el 2 de mayo del 2009, fue grabada con un teléfono celular y el vídeo fue vendido en el mercado. La difusión de las imágenes por los teléfonos celulares hizo que el pánico cundiera entre los homosexuales. Tras el suceso, los hombres gay afirmaron sentirse como animales acechados. “Me encerré en mi cuarto y no salí varios días”, dijo un homosexual amigo del fallecido. “Tengo miedo de lo que me sucederá cuando muera. ¨Podrán enterrarme mis padres?”, se preguntó el hombre, de 31 años y quien está infectado del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Una oleada de intensa homofobia azota Africa, donde la homosexualidad está proscrita en al menos 37 países. Sólo en 2009, Kenia, Malaui, Sierra Leona y Nigeria figuraron entre los países en los que hubo arrestos de homosexuales. En Uganda, los legisladores consideran la elaboración de un proyecto de ley para sentenciar a prisión perpetua a los homosexuales y a la pena capital a los “reincidentes”. En Sudáfrica, donde existen derechos gay, pandilleros han cometido las llamadas violaciones “correctivas” a lesbianas. “Por diversas regiones de Africa hemos visto un aumento de la violencia homofóbica”, dijo el defensor de los derechos gay Peter Tatchell, cuya organización, con sede en Londres, da seguimiento a los atropellos contra homosexuales y lesbianas en Africa. La violencia contra hombres y mujeres gays en Africa “ha aumentado en los últimos 10 años, pero fue marcadamente peor en 2009”, agregó. A la larga lista de atropellos contra las personas sospechosas de ser homosexuales en Africa se agrega una nueva forma de humillación: la profanación de sus cadáveres. En los últimos dos años, turbas exhumaron al menos los cadáveres de cuatro hombres, presuntamente homosexuales, en cementerios de Senegal. Estos actos de violencia indignan en especial porque Senegal ha sido un modelo de tolerancia respecto de otros países en la región. “Es discordante ver que esto suceda en Senegal”, dijo Ryan Thoreson, de la Comisión Internacional de Derechos Humanos para Gays y Lesbianas, que investiga el aumento de la homofobia en el país. “Es alarmante que ocurran sucesos como estos en una democracia establecida”, apuntó. Aunque la homosexualidad está prohibida en Senegal, documentos coloniales indican que el país ha tenido desde hace mucho tiempo una comunidad gay en la clandestinidad. En muchos poblados, los homosexuales eran tácitamente aceptados, dijo Cheikh Ibrahima Niang, profesor de antropología social en la mayor universidad de Senegal. De hecho, tal vez la notoriedad que se dio a los gays desató la violencia contra ellos en Senegal. Los hechos de violencia se remontan a febrero de 2008, cuando un tabloide senegalés difundió fotografías de una boda gay clandestina que tuvo lugar en un suburbio de Dakar, la capital. La boda se efectuó en un salón de banquetes que había sido rentado y asistieron decenas de gays, algunos de los cuales tomaron fotos del momento en el que la pareja intercambiaba los anillos y compartía rebanadas de pastel. Al día siguiente de la publicación de las fotografías en el tabloide, la policía comenzó una redada de presuntos homosexuales. Algunos fueron vapuleados en prisión y obligados a que delataran a otros homosexuales, según la investigación de la Comisión Internacional de Derechos Humanos para Gays y Lesbianas. Los homosexuales se escondieron y los que pudieron huyeron hacia países vecinos, como Gambia, al sur, dijo la comisión, con sede en Nueva York. En una decisión imprevista, el presidente de Gambia dispuso que los gays que habían ingresado en el país tenían 24 horas para irse o afrontarían la decapitación. Muchos regresaron a Senegal, donde sufren persecución y cambian de lugar de residencia para refugiarse. En marzo del 2008, Senegal organizó una cumbre internacional de naciones musulmanas, la cual derivó en una campaña contra las conductas consideradas violatorias del islam, como la homosexualidad. La campaña contra los homosexuales coincidió con un alza en los precios de los alimentos. Niang dijo que los dirigentes políticos y religiosos vieron una vía fácil de conectarse con la gente mediante el tema incendiario de la homosexualidad. “Esas personas vieron una forma fácil de achacar las dificultades de la gente a una desviación de la vida religiosa”, dijo Niang. “Si son pobres es porque se dedican a la prostitución en la calle. Si no tienen suficiente para comer es porque son homosexuales”, apuntó. Los imanes comenzaron a utilizar los sermones del viernes para predicar contra la homosexualidad. “En los tiempos del profeta, cada vez que se sorprendía a dos hombres juntos, eran llevados a lo alto de una montaña y desde allí arrojados”, dijo Massamba Diop, imán de una mezquita en Pikine y jefe de Jamra, un cabildo islámico vinculado al partido político en el parlamento de Senegal. “Si esos hombres no perecían al golpear el suelo, se les apedreaba hasta matarlos”, afirmó Diop, cuya mezquita está tan atestada en las oraciones del viernes que las personas traen sus alfombras personales y hacen fila afuera en la calle.
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Persiste violencia contra homosexuales en Africa
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