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Rebeldes libios dicen que no deportarán a atacante de Lockerbie

REDACCIÓN MUNDO

28 de agosto de 2011 03:35 PM

El gobierno rebelde libio dijo que no deportará el hombre condenado por el atentado contra un avión que estalló en 1988 sobre Lockerbie, Escocia, y que tuvo un saldo de 270 muertos, informó el domingo el ministro de Justicia. Senadores de Nueva York le pidieron al gobierno de transición de Libia que Abdel-Baset al-Megrahi enfrente a la justicia por el atentado contra el vuelo 103 de Pan Am.     
El ministro de Justicia Mohamed al-Alagi, sin embargo, dijo a periodistas en Trípoli que el pedido de los senadores norteamericanos “no tenía significado” porque al-Megrahi ya ha sido enjuiciado y condenado.     
“No entregaremos ningún ciudadano libio. Era Gadafi quien entregaba a los ciudadanos libios”, dijo en referencia a la decisión del gobierno de entregar a al-Megrahi a un tribunal escocés.     
El gobierno escocés liberó a al-Megrahi en 2008 porque creía que pronto moriría de cáncer. Fue recibido como un héroe en Libia y se reunió con Gadafi.     
El senador de Nueva York Charles Schumer ha exhortado al nuevo gobierno libio a asegurarse de que al-Megrahi enfrente a la justicia.     
“Una nueva Libia puede enviar un fuerte mensaje al mundo al declarar que ya no será refugio para este terrorista convicto”, dijo.     
Los funcionarios escoceses que le dan seguimiento a la libertad condicional de al-Megrahi han dicho que lo quieren contactar ahora que el combate entre las fuerzas libias y los rebeldes ha alcanzado a Trípoli.     
Al-Megrahi es la única persona que ha sido condenada por el atentado de Lockerbie, el peor ataque terrorista de Gran Bretaña. Su liberación después de haber cumplido ocho años de su sentencia de cadena perpetua enfureció a los familiares de muchas de la víctimas, quienes sospechaban que la verdadera intención del gobierno británico era mejorar las relaciones con Libia, un país petrolero.     
Se desconoce el paradero del Al-Megrahi. Nadie contestó el sábado cuando se tocó la puerta de su casa, oculta atrás de altas paredes en un vecindario rico de Trípoli.
 

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