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Sarkozy y Merkel quieren imponer un nuevo tratado a “marchas forzadas”

AFP

05 de diciembre de 2011 07:51 PM

Francia y Alemania quieren imponer un nuevo tratado para marzo con reglas contra el déficit público mucho más estrictas para lidiar con la crisis de la deuda en la Eurozona y castigos a los infractores. 
Así lo anunciaron el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, al término de un nuevo encuentro “crucial” en el palacio del Elíseo, sede presidencial francesa, este lunes, que marca el inicio de una semana decisiva para la supervivencia o la muerte del euro. 
“El acuerdo francoalemán es el más completo” posible, dijo Sarkozy, antes de agregar que “queremos que los desarreglos que han conducido a la situación (actual) no puedan reproducirse en ningún caso”. 
“Hay que reconquistar sobre todo la confianza” de los mercados, dijo por su parte Merkel. 
Por su parte, la agencia de calificación financiera Standard and Poor's colocó el lunes la nota crediticia de 15 países de la zona euro en perspectiva negativa, advertencia de un posible recorte inminente de la calificación. 
Esta amenaza afecta las “Triple A” de Alemania, Francia, los Países Bajos, Finlandia, Luxemburgo y Austria. Según la agencia, Francia es el único de esos seis países que podría ver rebajada la nota en dos escalones. 
Los detalles de los compromisos adquiridos por el eje franco-alemán, que se ha convertido en el motor de la zona euro, relegando al resto de los socios a meras comparsas, se plasmarán en una carta que enviarán el miércoles al presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, quien se encargará a su vez de presentarlos a los dirigentes de la Unión Europea (UE) el jueves por la noche. 
Sarkozy y Merkel desean un “nuevo tratado” de la UE para sus 27 países o en su defecto, para los 17 que conforman la zona euro y a los cuales podrían sumarse Estados voluntariamente. 
Los dos mandatarios quieren que las reformas se hagan rápidamente, “de aquí a marzo”. Sarkozy es incluso favorable a que se adopte un “acuerdo de principio ya el viernes” en la cumbre de Bruselas, “sobre la base de este acuerdo franco-alemán”. 
Se trata de ir “a marcha forzada para restablecer la confianza en el euro y en la zona euro”, insistió el jefe del Estado francés, que en mayo próximo tiene, aunque todavía no es candidato oficialmente, una cita con las urnas para renovar su mandato. 
París y Berlín quieren también que se impongan “sanciones inmediatas en caso de que no se respete la regla de un déficit inferior al 3%” del Producto Interno Bruto (PIB) y desean que se imponga la regla de oro, es decir, que el equilibrio fiscal se inscriba en la Constitución de cada Estado miembro. 
Sobre este asunto sensible, Merkel ha hecho una concesión al explicar que el Tribunal de Justicia de la UE no podrá controlar la “conformidad” de estas reglas de oro en los tratados. “No podrá anular los presupuestos nacionales”, dijo Sarkozy, contrario a cualquier veleidad “federalista”. 
Ante la falta de detalles, el misterio se mantiene en lo que respecta al poder de control que tendrá la Comisión Europea sobre los presupuestos nacionales. 
En materia del “gobierno económico europeo”, los dos dirigentes acordaron celebrar una cumbre mensual de jefes de Estado y de Gobierno de la zona euro con un “orden del día preciso, focalizado en la necesidad de fomentar el crecimiento de la zona euro”. 
Mientras se espera la carta a Van Rompuy, subsisten las dudas sobre el capítulo “solidaridad” del futuro tratado. Los dos mandatarios se parapetaron detrás de la “jurisprudencia de Estrasburgo” que les impide cualquier comentario al respecto. Los franceses esperan que Merkel cierre los ojos ante las intervenciones limitadas del Banco Central Europeo en el mercado secundario de deuda. 
Los dos países descartaron los eurobonos que, según Sarkozy, “en nigún caso serán una solución a la crisis”. 
Asimismo, el eje París-Berlín desea que el fondo de ayuda permanente de la zona euro entre en vigor en 2012 y no en 2013 como previsto hasta ahora, y que las decisiones se adopten por mayoría y no por unanimidad. 
Los dos dirigentes también aseguraron que la quita impuesta al sector privado para condonar una parte de la deuda griega, impuesta por Alemania, sea “excepcional”, en lo que parece una concesión de Merkel. 
El compromiso francoalemán pareció bien recibido por los mercados de deuda, que dieron un fuerte respiro a las tasas de Italia y España, cuyas respectivas primas de riesgo -la diferencia que pagan con los bonos alemanes a diez años de referencia- cayeron fuertemente. La italiana fue de 375 puntos y la española llegó a los 292 puntos. 
Por su parte las Bolsas cerraron todas en verde. 
En Italia, el rendimiento de las obligaciones a 10 años cayó por debajo del 6% por primera vez desde finales de octubre, al día siguiente del anuncio de nuevas medidas de austeridad por el gobierno de Mario Monti. 
“Sin el paquete (de medidas) Italia se derrumba y estaría en una situación similar a la de Grecia”, advirtió Monti en una conferencia a la prensa extranjera. 
Irlanda, que también tuvo que ser rescatada por Europa, seguirá ajustándose el cinturón. El primer ministro, Enda Kenny, advirtió a su pueblo que tiene que prepararse para varios años de austeridad económica tras anunciar 2.200 millones de euros en nuevos recortes.

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