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Tunez cambia mandos policiales para retomar control de seguridad

AFP

02 de febrero de 2011 04:51 PM

El gobierno tunecino intentaba este miércoles recuperar el control de los cuerpos de seguridad en el país, aún inestable, destituyendo a 30 mandos de la policía, uno de los pilares del derrocado régimen del presidente Ben Alí. 
El primer ministro Mohamad Ghanuchi aseguró el miércoles por la noche que la situación se normalizaba tras una “fluctuación durante los últimos días” y llamó a sus compatriotas a ser pacientes y a volver al trabajo. 
“Este gobierno os invita a preservar su independencia retomando el trabajo, sino el país corre el peligro de hundirse”, declaró a la televisión privada Hannibal, donde habló de reivindicaciones sociales “legítimas”. 
Aunque efectivamente la situación parecía normalizarse tanto en Túnez como en provincias, sin incidentes destacados el miércoles, el toque de queda sigue en vigor desde el 13 de enero. 
Ante las protestas de funcionarios y los repetidos saqueos en el país, el equipo remodelado de Ghanuchi, que se deshizo el 27 de enero de los últimos caciques del régimen Ben Alí, asestó un gran golpe. 
El gobierno destituyó a unos 30 oficiales de la policía, nombró jefe de la seguridad nacional a un militar y designó nuevos comandantes de la policía en siete regiones claves del país. El ex ministro del Interior de Ben Alí, bajo arresto domiciliario desde el 13 de enero, fue puesto en detención provisional. 
El almirante Ahmed Chabir, nuevo director de la seguridad nacional, tiene por misión reorganizar el aparato de seguridad, que estaba en manos de miembros del antiguo régimen y hacer que vuelvan al trabajo miles de policías que habían desertado las calles por temor a represalias de la población o por fidelidad al presidente derrocado. 
El miércoles, los gobernadores de las 24 provincias del país fueron destituidos, anunció el ministerio del Interior a la agencia TAP. También se nombraron nuevos jefes en la radio nacional, en Túnez Telecom, la agencia tunecina de Internet y la agencia nacional de seguridad informática. 
Una señal de la vuelta a la normalidad es la próxima llegada, el jueves, de una delegación de 25 eurodiputados a Túnez. 
El miércoles en la mañana, la prensa de Túnez aportaba un decidido apoyo a las autoridades en sus editoriales, defendiendo una relación consustancial entre “democracia y seguridad”. 
Un difícil desafío en un país atenazado desde hace 23 años, donde unos 100.000 policías y miles de afiliados al partido RCD (Reunión Constitucional Democrática, que reivindica dos millones de miembros) constituían los ojos y brazos del sistema de represión Ben Alí. 
El ejército, que se sumó a la revolución negándose a disparar contra los manifestantes, sólo cuenta con 35.000 hombres, esencialmente en las fronteras. 
El martes en la noche, en la televisión nacional, el nuevo ministro del Interior, Farhat Rajhi, dio un testimonio increíble acerca de las poderosas fuerzas que actúan aún en el seno del Estado. 
“El lunes en la noche, entre 2.000 y 3.000 personas atacaron mi ministerio. Gracias al general Rachid Amar (figura del ejército que ha prometido ser el garante de la revolución) y a las fuerzas antiterroristas, pude escapar, pero me robaron mi abrigo, mis gafas y mi teléfono celular”, contó el ministro. 
“Cincuenta de los invasores, algunos de los cuales estaban armados, fueron detenidos y luego liberados, lo que muestra una falla en la seguridad y una complicidad entre los agresores y los servicios de orden”, afirmó Farhat Rajhi, que denuncia un “complot contra el Estado”. 
Al término de un Consejo de Ministros el martes, el equipo de transición dio garantías de firmeza, tanto a los tunecinos como a sus socios internacionales.

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