Buzón


Bonches no, pandillas

La columna de Claudia Ayola, “Más allá de las pandillas”, debe producir profundas reacciones y reflexiones en todos los estamentos de la sociedad cartagenera. Acertadas y dignas de tener en cuenta muchas de las apreciaciones de la columnista,  especialmente cuando dice, con sobrada razón,  “se llega a ser pandillero por una serie de condiciones sociales, psicológicas, económicas, e incluso políticas que se suman”. El tema, por todo lo que de manera cierta y muy seria presenta Claudia Ayola en su escrito, hay que analizarlo a fondo y sin prevenciones.  Es común ver cómo muchos medios, críticos y funcionarios tratan de abordarlo equivocadamente sólo desde la perspectiva de un problema.  Bien es cierto que las repercusiones del comportamiento de esos jóvenes altera la tranquilidad en los entornos donde ellos se mueven, pero también es cierto que el tratamiento que tradicionalmente se le da al tema casi siempre termina con el enfoque represivo. Por eso este fenómeno real  debe ser visto, ante todo, como un imperativo social a resolver por la sociedad toda; y es preciso que se recurra a mucha creatividad para tratarlo. Hay una parte del asunto que casi nunca se toca, como debe ser en nuestro concepto, y es el de las familias de estos jóvenes.
Augusto Martínez Martínez
C.C.No. 9.058.967  de Cartagena.

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