Nuevamente presenciamos la estéril puja entre sindicatos y trabajadores por acordar el salario mínimo, que, finalmente, el Gobierno define por decreto en perjuicio de los trabajadores. Discusión que no contempla los incrementos reales en los precios de los artículos de “primera necesidad” (criterio también cuestionable) durante el año que finaliza. Es evidente cómo los precios tuvieron incrementos muy por encima del realizado al salario mínimo; y peor aún, de la inflación reportada por el desacreditado Dane, en la cual se basan los ajustes salariales y pensionales de los sectores público y privado. Para tener resultados confiables que mantengan el valor adquisitivo de salarios y pensiones, urge que las fuerzas vivas del país impulsen un gran debate sobre la necesidad de que las funciones que sobre el tema en cuestión maneja el Dane, sean reasignadas a un ente no gubernamental autónomo, dirigido y conformado por expertos de las mejores universidades que, sin interferencias, analice el comportamiento real del índice de precios al consumidor mediante observaciones estadísticas derivadas de auditorías periódicas directas a los sectores comercial y de servicios públicos, definiendo con sus resultados, la inflación real y el salario mínimo justo. No más comedias con final conocido. Pongámosle seriedad al asunto para que nuestros ingresos no sigan degradándose por el sesgo de una institución claramente al servicio del sector empresarial.
Rubén Benedetti Pizarro
C.C. No. 9.071.988 de Cartagena.
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