Subí al transporte que me lleva a mi casa. Al sentarme en uno de los últimos puestos, me sorprendió una conversación. Me sonreí y volteé la cara hacia quien evocaba tan agradable recuerdo. Me regresé a mi posición normal y seguí de manera atenta lo que hablaba. Tres hombres jóvenes departían recuerdos que me transportaron a un espacio de tiempo en el que todo era diferente, donde la tecnología no era tan avanzada y donde había que esforzarse para conseguir triunfos de cualquier índole. Uno de ellos decía: “A las mujeres de hoy, si les regalas una credencial (refiriéndose a una tarjeta plástica que contenía menajes de amor), te dicen que eres un hombre cursi”. En ese momento sonreí y me trasladé a casi 15 año atrás cuando a mis hermanas se las daban. Pensé en dos cosas: agradecerle a esos muchachos por darme la musa para escribir estas líneas. La segunda, entender que si la vida necesita avance tecnológico, ese avance ha distorsionado y casi difuminado valores que no debieron perderse. Recordé que 15 años atrás, se enamoraba con poesías, tarjetas escritas a puño y letra de quien pedía a alguien más que recibiera el amor que de manera incondicional y desinteresada aquel le regalaba.
Ernesto Camilo Arenas Baños.
C.C.No.9.146.416 de Cartagena.
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