La renuncia de S.S. Benedicto XVI al cargo más importante de este mundo, ha sido la gran oportunidad de recibir lecciones de vida que nunca nos hubiéramos imaginado. Empecemos por el desprendimiento, el desapego al poder, conque S.S. asumió la situación: sencillamente vio que era el momento de retirarse; lo consultó con su conciencia, y así lo hizo. La lección: todo tiene su momento en esta vida; si Dios nos bendijo con la oportunidad de ser útiles a nuestros semejantes desde un cargo, y si ya hemos logrado ese propósito, ¿qué sentido tiene aferrarnos al cargo, contra viento y marea? De otra parte, durante su despedida de los Cardenales, protagonistas del próximo cónclave, S.S. les expresó: “Entre ustedes está el futuro Papa, a quien prometo respeto incondicional y obediencia…;”. Vaya lección de humildad; ojalá los huérfanos de poder que hay en este país entendieran que su cuarto de hora ya pasó, que tengan dignidad y honren el cargo que en el pasado ocuparon, y le permitan a quien le corresponde ejercerlo, que lo haga sin torpedearle su gestión.
Víctor Manuel Quesada Ibargüen
C.C.No. 19092309 de Bogotá.
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