Es común que cuando la Procuraduría emite un fallo que afecta a algún político de alcurnia, los afectados y sus mentores protestan lanzando toda clase de improperios contra el procurador de turno, tachan de injusto el fallo, y afirman que va dirigido contra un ciudadano intachable, dechado de virtudes y de extraordinarias habilidades administrativas. Un caso reciente es el de Asprilla, secretario de la administración Petro. Sancionado, según el fallo, por ser apoderado en una demanda contra el Distrito, siendo concejal, conducta prevista en el Código Disciplinario Único como falta disciplinaria. La providencia originó una reacción virulenta del afectado y de su jefe, quienes consideran que se trata de tumbar al gobierno Petro, pero que es totalmente contraria a derecho. La pregunta obligada es: ¿cómo el lector desprevenido establece si la Procuraduría actúo en justicia, o si lo hizo por razones políticas? Pienso que los medios, editorialmente, deben tratar el tema, y llegar a una conclusión en uno u otro sentido, previo riguroso análisis jurídico de las piezas procesales. Eso sí, no pasemos por alto que todos debemos pagar por nuestros errores.
Marco Polo Guerrero
C.C.No. 9.056.220
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