En una candente conversación, donde participaban un alto ejecutivo y un humilde trabajador, debatían sobre la importancia del mandato de Álvaro Uribe Vélez, el personaje que defendía al señor Uribe, era el ejecutivo; su detractor, el trabajador. Recordamos que Uribe como senador en el gobierno de César Gaviria fue ponente de la fracasada ley de seguridad social e integral, dejándole a las entidades privadas el manejo de la salud. Y digo fracasada porque hoy está demostrado que las EPS son un negocio redondo donde los grandes beneficiados son sus dirigentes; y los perjudicados, los afiliados. Recordamos la reforma laboral o ley 50 de 1990, donde nuevamente los grandes perjudicados fueron los trabajadores que laboran por turnos diurnos y nocturnos. Con esta reforma, el día se alargó hasta las 10 p.m.; y la noche de 10 hasta las 6 a.m. acortando, de esta manera, el ingreso en horas extras de los trabajadores. Una gran maniobra para reducir gastos a los empleadores. Entonces, el ejecutivo se defendía con la seguridad democrática, y encontré la conclusión. Los dos tienen la razón: Uribe es la clave de los empresarios y el demonio para el pueblo trabajador.
Héctor Eduardo Sierra Vega
C.C.No.73.164.735 de Cartagena.
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