Escuché la algarabía en la esquina del barrio y hasta allá me llevó la curiosidad. Un puñado de mototaxistas en una improvisada ‘estación de mototaxis’ gritaba: “Ñerda, nojoda, le pegó una puñalá sin agüero”, dijo el que tenía el celular en la mano, mientras sus amigos de oficio veían el video apiñados sobre su espalda.
Disfrutaban de las puñaladas, machetazos y peñonazos que recibía un hombre acusado de violar a una niña de 6 años. “¡Pa’ que sea serio, así es que es!”, exclamó otro.
Me enteré que el video dura unos 10 minutos, pero no pude ver más de 46 segundos, no por la incomodidad de estar empinado para poder observar entre tanto casco, de qué se trataba el alboroto, sino por lo macabro de las imágenes. En lo poco que alcancé a ver, vi a un señor acostado en una canoa al que le llovían insultos y una andanada de piedras, hasta que llegó un par de jóvenes y cada uno le enterraba un cuchillo en el pecho como si fuera un gran animal muerto al que acababan de cazar. Preferí escuchar el relato de los que veían el video: “Mira, mira, tremendo blo’ que le tiraron a la tarra”. “Compa es que un man de esos no merece vivir, hay que pillarlo y darle”. Me fui enseguida.
Al poco tiempo miré mi celular y de 4 grupos de WhatsApp me llegó el mismo video. No fui capaz de verlo nuevamente. No podía creer que eso pasó en Cartagena. Pero sí, minutos más tarde me confirma un periodista que el video corresponde a algo que acababa de pasar cerca de la Perimetral. El linchado se llamaba Manuel Mercado, le decían Toñete, y lo acusaban de violar a una niña la noche anterior. Él quiso esconderse, pero desde temprano la comunidad enardecida, como dijo aquel mototaxista, lo pilló. Después que lo mataron, lo tiraron desnudo a los mangles frente a Boston, casi que flotando en la ciénaga de la Virgen.
Esta columna es antipopular, lo sé, sobre todo por los comentarios que leí después en redes sociales, donde la mayoría aprueba la ley del Talión. Pero debo decirlo, estamos enfermos. El primer enfermo -si se confirma el abuso sexual- es el violador. Sin duda, es un criminal que merece un castigo, pero la ley es clara, no es de esa manera que debía pagar, aunque sea cierto que la Justicia no actúa muchas veces como quisiéramos. Luego, la comunidad que lo graba con celulares y lo agrede con sevicia, ante niños, hasta matarlo. Y después todos aquellos que al recibir el video por celular lo disfrutan hasta compartirlo sin ningún remordimiento. No entiendo todavía cómo es que no apareció ninguna autoridad si desde la noche anterior se hablaba de una violación, y que pese al bullicio del día siguiente, solo llegaron cuando no había nada que hacer para salvar a Toñete.
Ahora, el Estado no puede descuidar a la niña, y acompañarla con cuanto especialista sea necesario es fundamental para que soporte vivir después de esa aberración.
Así mismo, la Policía no puede descansar hasta capturar a cada uno de los que participó en el asesinato del presunto violador. En el video están.
*Periodista. Magíster en Comunicación. Twitter: @javieramoz
Comentarios ()