Columna


Aborígenes

FIDEL A. LEOTTAU BELEÑO

08 de mayo de 2018 12:00 AM

Este domingo 6 de mayo se cumplieron 243 años de la refundación de mi pueblo, Villanueva, Bolívar, por Antonio de la Torres y Miranda, en 1775. En estos días releí la primera novela escrita en Colombia, Yngermina o la hija de Calamar, de Juan José Nieto, y ella me proporcionó unos guarismos.

Pude darme cuenta que, tomando la fecha del Descubrimiento, los Timirihuacos, a la llegada del refundador, arribaron al aniversario 283.

Calamar era el nombre del pueblo nativo, antes de la conquista de lo que hoy es Cartagena. Para el 1492 ya estaban establecidos los pueblos aborígenes de Calamar, Canapote, Timirihuaco, Turbaco, Zipacúa, Mahates y los asentados en las márgenes de la bahía: Cuspique, Matarapa, Copón, y Carex. En 1501, en el primer viaje de Rodrigo de Bastidas y el siguiente que hizo, alertó a los diferentes caciques por las intenciones de querer traficar con las riquezas; luego en 1509, Alonso de Ojeda y Juan de la Cosa desistieron de sus empresas al ser rechazados.

Cerca a la fecha de la fundación de Cartagena, 1533, Pedro de Heredia y su hermano Alonso se tomaron los pueblos de la bahía; fue el detonante para que Ostáron, Cacique de Calamar, enviara a su hijo Catarpa, a Canapote, Turbaco y Timirihuaco a pedir refuerzos, los que resultaron exiguos, amén de la ferocidad de los turbaqueros, porque los calamareños fueron sometidos por el conquistador.

Yngermina fue hija biológica del cacique de Calamar, de nombre Marcoya, que en una revuelta entre ellos, fue muerto y asume como cacique el vencedor, Ostáron. Este, para congraciarse con la comunidad, se casó con la viuda y adoptó a Yngermina, quien fue occidentalizada y le aprendió con facilidad a los conquistadores.

Lo demás se conoce, que Alonso se tragó con Yngermina, que los Heredia vivieron en el caserío de Canapote y la debacle de los Heredia con la llegada de Juan de Badillo, con fama de sanguinario, quien sustituyó a Pedro de Heredia como gobernador de Cartagena de Indias. Reduce a cárcel a los Heredia e instaura el tráfico de indios esclavos hacia sus plantaciones de caña de azúcar en Santo Domingo.

La historia siempre ha dado cuenta que, en una expedición de Heredia, sus subordinados se robaron de Zipacúa, hoy Zipacoa, un puercoespín de oro que fue a dar a la Corona, cuyo peso aproximado era de 5 arrobas; igual los 8 patos sagrados del mismo metal tomados en Mahates.

Al decir de Marañón: “El hombre es el que hace la historia; la mujer tiene la misión de hacer al hombre, padre de la historia”; por tus orígenes, Yngermina, llevaste a Nieto Gil, a esta paternidad.


fidelalejandro@claro.net.co

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