La Fiscalía, la Procuraduría y la Contraloría, concebidas como instituciones claves y líderes en la persecución del delito y la criminalidad organizada, robo al erario, clientelismo y corrupción, han sido para los colombianos, reyes de burlas.
Han convertido estas instituciones en una coartada perfecta para perpetuar la impunidad, y sin excepción son fieles representantes de los grandes descompuestos del sector público y privado, que ostentan el poder económico y político.
El abuso de autoridad, las conductas de acción u omisión, Art- 6 CP 1991, son repetidas de estos servidores públicos que faltan a su deber de protección a los vulnerables, ellos se dedican a defender a los poderosos.
Aquí se mete a la cárcel a la gente por deporte, y sin contemplaciones cuando el que incurre en una conducta delictiva es una persona desprovista de influencia y roce social, no es mentira que la Justicia en este país es para los de ruana.
Se pagan salarios de miseria, se arrebatan las parcelas a sus tradicionales dueños, los bancos cobran altas tasas de interés y tienen tarifados todos sus servicios, cobran hasta por el aire que se respira, pero son los consentidos de Duque.
Son intocables en sus intereses en cada reforma tributaria, al igual que a los grandes capitales nacionales y extranjeros se les mejora su rentabilidad con el cuento de atraer inversión extranjera, y siguen expropiando nuestra riqueza nacional.
Cada día escuchamos las noticias de los niños que mueren de hambre en diferentes partes de nuestro país, ante la indiferencia del Gobierno, de las mentadas autoridades de la Justicia, y la indignación social les parece intrascendente.
La injusticia será derrotada cuando tengamos empresarios pagando salarios justos, jueces, magistrados, órganos de control, ministerio público y Fiscalía, impartiendo justicia, con el imperio de la ley (Art- 230 CP de 1991).
La tendremos cuando elijamos un presidente que tenga palabra y que las promesas de campaña las cumpla, no como Duque, que prometió no subir los impuestos y pretende imponerlos con un Minhacienda estafador de cuello blanco.
Tengamos un Gobierno que combata la corrupción, que no compren congresistas con burocracia, superintendencia y ministerios, que elabore una reforma tributaria que sea justa y no hecha para el poder económico.
Que los fiscales, procuradores, contralores, magistrados y ministros, renuncien cuando sean cuestionados.
La oportunidad la tendremos los indignados con el voto castigo a candidatos de estos gobiernos mentirosos y cínicos, el 27 de octubre de 2019, en las elecciones de autoridades locales y en las elecciones presidenciales del primer semestre del 2022.
*CUT BOLÍVAR
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