Columna


Agradecimiento

“Esta columna es de agradecimiento con todas aquellas amistades que me expresaron su solidaridad por el deceso de mi hermana Alcyra Morón”.

DARÍO MORÓN DÍAZ

10 de agosto de 2019 12:00 AM

El 16 de septiembre de 1977 María Callas murió en París. Sofía Cecilia Kalogeropoulos, María Callas, era hija de Evangelia Dimitriadis y George Kalogeropoulos, esposos griegos, que emigraron a los Estados Unidos en 1923. Kalogeropoulos cambió el apellido de la familia por el de Callas (*).

Toda la familia estaba inmersa en el bel canto por lo cual María desde pequeña se inició en el canto. Más tarde, la madre, por desavenencias con el padre George, regresó a Grecia con sus dos hijas, Jackie y María. A los 13 años ingresó al Conservatorio Nacional de Atenas donde inició sus estudios como cantante de ópera. La vida de María Callas fue una mezcla de tragedia y cuento de hadas, como solo pudiera lograrlo alguien salido de la mitología. Se transformó, de una joven obesa y torpe que pesaba 219 libras, en una mujer de belleza y personalidad magnética.

Es destacable su papel en Norma y Tosca. La Callas fue la primera artista que reconoció que la ópera también era teatro; después de la Callas “la ópera nunca volverá a ser la misma”. La inmensa discografía existente refleja la gran calidad artística de la “Diva, prima dona assoluta, la voz de oro del siglo” (**). Se casó con Giovanni Meneghini. En noviembre de 1959, lo dejó para relacionarse con Aristóteles Onassis. Después se retiró brevemente del canto. Al volver a la escena, su voz había perdido fuerza y evidenciaba signos de decadencia.

Una anécdota que revela una de las facetas de su personalidad ocurrió en 1961 interpretando a Medea en La Scala de Milán. En el dueto con Jason, el público comenzó a silbar. La artista ignoró el desorden, pero al llegar al punto en el texto donde Medea denuncia a Jason con la palabra “Crudel” ¡Hombre cruel!; después del primer “Crudel!” paró de cantar; miró al público y le dirigió su segundo “Crudel!”; hizo una pausa y comenzó otra vez con las palabras: “Ho dato tutto a te”, Te lo he dado todo, haciendo un gesto como si amenazara con el puño a la galería; el público cesó de silbar y recibió un fuerte aplauso al final. A pesar de su fulgurante carrera, su vida personal cayó en lo trágico: el conflicto con su madre, un matrimonio deteriorado, la relación emocional con su voz, la dependencia del griego Aristóteles Onassis y la amargura de ser abandonada por él. Actuó por última vez en 1965, en el Covent Garden de Londres en la ópera Tosca. En 1966 cambió la ciudadanía americana por la nacionalidad griega y se radicó en París.

Esta columna es de agradecimiento con todas aquellas amistades que me expresaron su solidaridad por el deceso de mi hermana Alcyra Luz Morón Díaz; Profesora normalista y Bibliotecaria del Colegio Departamental de Bachillerato, por largo tiempo.

Alcyra Luz fue admiradora incondicional de la Diva María Callas.

*)(**) Patiño JF. María Callas: La Divina, prima donna assoluta, La Voz de Oro del Siglo.

**Exdirector de El Universal. Académico de Medicina e Historia.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS