Siempre he criticado el poco debate nacional que ha suscitado el lamentable comportamiento histórico de nuestro comercio exterior y su impacto en el desarrollo del país, incluido sus efectos más adversos en las costas Caribe y Pacífica. Y hasta resalté por allá en el año 2017, el comentario que hizo en El Tiempo el afamado economista Ricardo Hausmann, cuando habló sobre “la poca importancia que ha tenido en la discusión económica la preocupación sobre las exportaciones”.
Pues bien, debo reconocer que las cosas pueden cambiar. Para mi grata sorpresa, el mismísimo Banco de la República, con todo su prestigio técnico e institucional, se vino de frente al debate con la publicación de un libro donde ¡por fin se dicen las cosas como son! Su título: ‘Comercio Exterior en Colombia: Políticas, Instituciones, Costos y Resultados”.
Leyendo el documento, se entiende cómo un dólar invertido en las costas del país, tiene los siguientes beneficios: 1) Se gana en competitividad nacional. 2) Se exportaría más. 3) Se propicia el comercio exterior y crece la economía. 4) Se baja la pobreza del Caribe y el Pacífico (las dos regiones más pobres del país) y 5) Se reducen las disparidades regionales de Colombia. Una sola política pública y 5 efectos positivos en cascada. Es por ello que imploro a la dirigencia de la Región Caribe y la Pacífica para que dimensione la importancia de dicho documento, y esperaría que el mismo sea tomado como estandarte para impulsar las políticas públicas donde por fin se reconozca la importancia del comercio exterior en nuestro desarrollo económico del país en general, y en el litoral en particular.
Por razones de espacio, resumo las conclusiones más importantes del libro: A) El comercio exterior colombiano es lamentable y se mantiene alrededor del 38% del PIB en los últimos 60 años. B) Aún con la disminución de los aranceles (proceso de apertura) realizados en la presidencia de Gaviria, el país se mantiene híper protegido, con una ‘plétora’ de barreras, intervenciones y medidas no arancelarias que afectan el comercio. C) Sumado a lo anterior, igual tenemos unos elevados costos logísticos que desestimulan al exportador. Y D) Léase bien, el mismo Banco de la República reconoce que nuestro exagerado proteccionismo y el desperdicio económico que él mismo propicia, ha empobrecido a las costas colombianas, con sus consecuencias lamentables para el bienestar general del país.
Estimada Costa Caribe: ¿cuándo vamos a hacer el debate a nivel nacional para reparar tamaña injusticia?
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