Columna


Alimentación y emergencia social

“Es urgente e importante asegurarnos de que lo dispuesto en dicho acuerdo quede consignado estratégicamente en el Plan de Desarrollo de Cartagena”.

PABLO ABITBOL

20 de marzo de 2020 12:00 AM

Una movilización ciudadana y una política pública orientadas a promover cambios profundos en el sistema alimentario de nuestras ciudades y territorios nos haría mucho menos vulnerables a emergencias como la que estamos sufriendo en estos días.

Primero, porque la promoción de una cultura de alimentación saludable (es decir, totalmente contraria a la que nos vende la industria de alimentos procesados y bebidas azucaradas) permitiría difundir y adoptar hábitos inteligentes de nutrición que nos harían personas más fuertes y resistentes ante las enfermedades.

No hay mejor prevención que una buena alimentación.

¿Qué es una buena alimentación? La respuesta del investigador Michael Pollan es poderosamente sencilla: “Come comida (natural... no productos procesados), no demasiada, sobre todo plantas”.

Segundo, porque el diseño de un sistema alimentario que conecte campesinos productivos con consumidores conscientes, mediante canales de distribución más descentralizados y con menos intermediarios, permitiría generar una mayor seguridad alimentaria para nuestros hogares. Una alimentación saludable puede ser, en efecto, menos costosa.

Frente al monopolio de las grandes superficies y las malas prácticas comerciales de los nuevos almacenes de cadena, podemos fortalecer las centrales de abasto públicas, asociativas y cooperativas, así como las tiendas de barrio y los mercados campesinos. Las empresas, las organizaciones y las instituciones educativas pueden aprender a conectarse directamente con comunidades campesinas. En la UTB sabemos cómo hacerlo.

Tercero, porque un sistema alimentario saludable y descentralizado, basado en economías más solidarias y de pequeña escala, sería mucho más robusto y eficiente; sobre todo en momentos de crisis. Así se aseguraría mayor estabilidad económica y social, en especial para los sectores más vulnerables de la población, que viven en el día a día.

Hoy tenemos una oportunidad sin precedentes en Cartagena. El 27 de diciembre de 2019 el Concejo de la ciudad aprobó el Acuerdo 021, que faculta al alcalde para que adopte una política pública con lineamientos para promover entornos escolares alimentarios saludables para niñas, niños y adolescentes.

Es urgente e importante asegurarnos de que lo dispuesto en dicho acuerdo quede consignado estratégicamente en el Plan de Desarrollo de Cartagena, porque a partir del cuidado de la alimentación de nuestros escolares podemos comenzar a construir un sistema alimentario verdaderamente saludable, inteligente y resiliente para nuestra ciudad y región.

Las opiniones aquí expresadas no comprometen a la UTB o a sus directivos.

*Profesor del Programa de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, UTB.

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