Todo empezó con la palabra luz. Llega a la antigua Grecia y los dioses solares, Helio y Apolo, representados en su color. Tiene connotación negativa en la guerra de Troya, al aparecer en la manzana de oro, origen de la discordia y la envidia entre los pueblos.
En las oscuridades medievales el amarillo simbolizó arrogancia. Le atribuían ropajes amarillos a Judas en sus ilustraciones. Aunque la cosa empeoraba con el olor a azufre de Lucifer, que tanto nos ha asustado. Proscritos y prostitutas eran obligados a usar en la cabeza un pañuelo de ese color, y la Inquisición exigía a los herejes a comparecer con un capote de esa tonalidad solar.
Si fuera poco a los bufones en la corte, y a los locos, se les vestía de amarillo, a modo de esperpento.
Pero al sol, tal vez lo adoraron en todo el planeta antes que lo hicieran las vírgenes del sol en nuestros Andes. El amarillo se ha descrito como color optimista, que afirma la vida, estimula nuestra mente, y emociones.
El sol es vitalidad, calor, energía, y creatividad, aunque varía con la intensidad. Su tonalidad más suave agrega alegría, mientras una mayor fuerza de los mismos rayos da sabrosura a la gente del Caribe.
Los sabios atribuyen prodigioso impacto del amarillo sobre el cerebro. Su influencia libera mayor cantidad de serotonina que propicia equilibrio, entusiasmo y un clima de confianza. Aumenta la creatividad, estimula nuevas ideas, y el movimiento y la acción.
Pero los colores tienen diversos significados en diferentes pueblos. Para el islam amarillo es sabiduría. En la India, Krishna es dibujado de amarillo, y los hombres sagrados de esa cultura han usado los colores del azafrán. Las túnicas amarillas de monjes budistas, simbolizan su renuncia al mundo exterior.
En el Japón significa coraje y nobleza. En China se hace río cuando baja del Tíbet, atravesando inmensidades, para desembocar en el Mar Amarillo. En las dinastías Ming y Qing, los emperadores tomaron como insignia su color. Lo asociaron con creatividad, optimismo, crecimiento, sabiduría, y amistad.
En los Estados Unidos amarillo es cobardía. Nosotros usamos esa cruel descalificación cuando decimos que alguien es amarillo, porque no soportó la presión y no superó miedos ni asumió responsabilidades.
No obstante seguimos hablando de prensa amarilla, fiebres ídem, así como para el deterioro de las cosas. Es el color del oro, por el que se sigue matando la humanidad, y envenenan cauces de agua pura con mercurio para lograrlo. Así mismo es dorada la avaricia y la ambición: el oro del Galeón custodiado por corales apacibles en peligro de ser profanado.
No solo es el color del Vaticano, sino el de las mariposas de Mauricio Babilonia que acompañan oportunidades despreciadas y sueños rotos. Aunque amarilla sea la luz que ilumina el progreso.
Comentarios ()