Entre los grandes compromisos del distrito y el departamento, mejorar la calidad de la educación es quizás uno de los más críticos al evaluar la gestión, y más importante, cuando medimos el avance en desarrollo y mejoría del bienestar de los ciudadanos. La gestión incluye construir colegios, bien dotados, así como formar recurso humano competente y comprometido con enseñar, entre otros aspectos. Pero lo anterior es complejo y debe cubrir todo lo posible para tener una sostenibilidad académica para las futuras generaciones.
En la ecuación educativa el ambiente escolar también es importante para formar a los niños. La prestigiosa revista Perspectivas de Salud Ambiental, publicada bajo el auspicio de los institutos de salud de los Estados Unidos (NIH), resalta que en una muestra de niños, exponerlos a contaminantes del tráfico se asocia a problemas de comportamiento, mientras que el ruido guarda estrecha relación con desórdenes de déficit de atención e hiperactividad.
Siempre pregunto cómo se controla la calidad del aire en Cartagena. Al ver buses y camiones largar nubes oscuras por el escape, pienso en la imposibilidad de que pasen la revisión tecnicomecánica. Esta no puede ser simple requisito ambiental o negocio de pocos, sino garantía para enfermarnos menos, tener pocas camas ocupadas en los hospitales y disminuir los costos de nuestra salud actual y futura. Y son inexplicables las competencias entre establecimientos por el mayor número de decibeles emitido. ¿Podrá algún niño concentrarse en el colegio o estudiar en casa al escuchar esas sinfonías especiales?
En varias instituciones educativas, en especial sobre las vías principales, la exposición a contaminantes de automotores es alta, y en algunas, tener megaequipos de sonido como vecinos activos es normal. Gestionar y actuar sobre estas problemáticas impactaría la calidad educativa de nuestros jóvenes y hasta la seguridad misma. Estas acciones las deben liderar las autoridades, pero requieren el compromiso de las comunidades.
El ambiente escolar también debe ser prioridad de planeación, las juntas de acción comunal y hasta las asociaciones de padres de familia. Las escuelas, en lo posible, deben estar lejos del tráfico pesado y contener barreras verdes, árboles y jardines, mitigando gases y partículas contaminantes, y restringiendo el ruido urbano, en nuestro caso, sin control. Dentro y fuera de la escuela, la cantidad de bolsas plásticas y empaques en el suelo suele ser inversamente proporcional a los resultados de las pruebas académicas de los estudiantes ante el Ministerio de Educación Nacional.
Al final, el saneamiento básico y un ambiente libre de contaminación, determinan el futuro de nuestras vidas.
*Profesor
Ambiente escolar
@joliverov
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