Columna


Aplausos sin compromiso

ALCIDES ARRIETA MEZA

31 de marzo de 2020 12:00 AM

Los aplausos, reconocimiento a la sociedad, han acontecido desde hace décadas con amplísima frecuencia, sobretodo viniendo de quienes desde el Estado han destruido a gran parte de la sociedad colombiana, legislando y gobernando para sus particularísimos intereses, devastación que ha desnudado en todas sus falencias, la pandemia global coronavirus.

Esto actos, suelen estar en los enunciados de ciertas leyes, que han desarrollado el Estado Fallido, ( Incapacidad de garantizar derechos humanos. Noam Chomsky), objeto de la más agigantada avaricia, de quienes convirtieron al patrimonio público, en fuentes de sus negocios, blindados y autorizados por algunas normas jurídicas, armas de destrucción masiva, de las cuales, pueden enumerarse la ley 100 de 1993, que mercantilizó la atención en salud, indignificó, empobreció a sus trabajadores y profesionales, la ley 80 de 1993, de contratación estatal, que habilitó el acaparamiento de los recursos públicos y la ley 50 de 1990, que casi aniquila ferozmente la estabilidad laboral.

En efecto, encontramos en las normas y en las políticas públicas de nuestro Estado, promesas paradisíacas de bienestar, garantías de los derechos humanos, empero diseñadas para producir efectos letales en la sociedad, en beneficio del amasamiento en miles de millones de pesos al servicio solo de sus intereses. Hipócritas.

En este contexto se dio el aplauso colectivo, que complacidamente realizó la comunidad a los trabajadores y profesionales de la salud, merecidísimo, porque ellos, desde siempre, en todas las crisis, y pese a que sus derechos son violados con ilegales y delictivas formas de contratación, siguen prestado sus servicios con humanismo y entrega . Sean siempre bendecidos.

Al aplauso, se sumaron quienes son los autores de las leyes anteriores, beneficiarios de las trampas legales, permanentes promotores y defensores de la inmoralidad institucional, de la inequidad e injusticia social, opositores a la democracia política, económica y social, fomentada desde la esclavización de la sociedad, hoy camufladas en formas modernas, que no se ha detenido aún, porque en estos momentos dramáticos, el interés de estas personas es acumular dinero de cualquier manera, porque para ellos la “riqueza es como el agua salada: cuanto más se bebe, más sed da”, Arthur Schopenhauer.

La lucha, exige, proteger a la sociedad integralmente, a la misión médica, dignificando sus salarios, eliminado las torcidas formas de tercerización laboral, dotándoles de todos los elementos para que sigan prestando sus servicios, e ir pensado en desprivatizar y despolitiquear la atención en salud, eliminando la intermediación en ella, para que lo público, vuelva a ser público. De esta saldremos. Dios sabe que sí. Quédese en casa y exija sus derechos.

Profesor y abogado.

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