Columna


¡Así no, por favor!

HENRY CHAR MUVDI

03 de mayo de 2018 12:00 AM

Casi todos hemos recibido comunicación de algún acreedor que, luego de pelarnos los dientes para cobrarnos, termina con: “Si ya canceló la deuda, haga caso omiso de esta comunicación”.

Cuando grabé mi primer sencillo como cantautor, visité a mi primo Mike Char, conocido por liderar una de las organizaciones radiales más exitosas del país. Este magistral locutor y compositor, al presentarle la canción para ver si me apoyaba con su red de emisoras, se limitó a decirme que las canciones nuevas son como el maíz que se les tira a las gallinas. Las emisoras simplemente “tiran” las canciones como maíz, pero es el público el que, como las gallinas, decide si pica o no pica.

Me quedó claro que no iba a recibir ningún apoyo de su parte porque es sabido que, hasta antes de Youtube y de las redes sociales, la gran mayoría de las canciones eran pegadas a voluntad por las emisoras, a fuerza de repetirlas una y otra vez. El mismo Mike, tal vez sin pensarlo, me dijo en esa charla que “toda canción nueva es mala” por la sencilla razón de que cuando un oyente escucha algo desconocido en la radio, tiende a cambiar de emisora hasta encontrar algo conocido, y por eso es que las emisoras les dan “aguja” hasta pegarlas.

Un debate de vieja data se centra en si las emisoras han sido las responsables de la degradación que ha sufrido la música en las últimas décadas o si, como insisten algunos “expertos”, el público no está en capacidad de digerir una música de mayor nivel.

Primero recibí un audio en el que, aparentemente, un candidato a la Alcaldía, en su discurso, le dice al público estar “…mamao de la hp corrupción”. Días después recibí un video en el que en plena plaza pública, aparentemente, otro candidato a la Alcaldía arremete contra uno de sus contrincantes y le muestra “el dedo” corazón de su mano izquierda en más de una ocasión.

En cuanto a la radio, aunque no comparto la posición de algunas emisoras, creo que el debate es un poco más complejo. Pero en cuanto a las campañas políticas y la forma en que un candidato se dirige a los ciudadanos, creo que la respuesta debe ser única e inequívoca. Aunque sea un recurso efectista, no creo válido utilizar la vulgaridad como medio para transmitir su mensaje. Es, a todas luces, un irrespeto hacia los ciudadanos, porque es una forma subliminal de decirles que esa es la manera en que entienden, y una irresponsabilidad para con la ciudad al validar la chabacanería y la vulgaridad, cuando los candidatos a la Alcaldía deberían ser ejemplo de todo lo contrario.

Tal como los buenos acreedores que mencioné al principio, si esos audios y videos son meros montajes, por favor hagan caso omiso de este escrito.

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