Columna


Asunto que nos compete a todos

ZULLY SALAZAR FUENTES

20 de enero de 2020 12:00 AM

Los cartageneros no debemos taparnos los ojos ni podemos dormirnos en los laureles. Y esto ha quedado en evidencia más que nunca en esta temporada de vacaciones, en las que se ha confirmado a Cartagena como el mejor destino de Colombia, pero también ha dejado entrever sus grandes deficiencias de seguridad, control y organización.

Indudablemente nuestra ciudad sigue siendo un destino favorito de los colombianos y de muchos extranjeros. Vimos una ciudad con muchos turistas en las calles –quizá unos 200 mil o un poco más, esperamos las cifras oficiales– y con mucho que ofrecer a los turistas en materia de gastronomía, cultura, sol y playa, ecoturismo y turismo religioso, por citar algunos de los más destacados.

Pero Cartagena de Indias fue también escenario de diversas noticias negativas que pueden lesionar su imagen en Colombia y el exterior, y que nos obliga a replantear una estrategia y proponer acciones para no perder el privilegio de ser uno de los destinos más apetecidos en América Latina y el Caribe, y seguir avanzando hacia una mayor productividad y competitividad turísticas.

Accidentes en el mar que, por ejemplo, ocasionaron la lamentable muerte de una joven barranquillera, ahogamientos en las playas, atracos y abusos a los turistas en el cobro de servicios y el tradicional acoso que sufren los visitantes por parte de los vendedores ambulantes, son el tipo de noticias que se expanden con mucha rapidez en la prensa, así como en las redes sociales, cuya influencia crece más cada día. Tenemos, todos, que trabajar de cara a este tipo de sucesos para que no vuelvan a presentarse en nuestra ciudad.

El turismo representa más del 30 por ciento del empleo formal en Cartagena y si queremos seguir creciendo necesitamos unir esfuerzos desde el sector publico y privado, con el apoyo de toda la ciudadanía, para crear un frente común de resistencia contra estos acontecimientos y fomentar una cultura de buenas prácticas y de cumplimento de las normas, a fin de evitar perder el prestigio que hemos ganado con tantos esfuerzos de muchos años.

Algo similar a lo que venimos haciendo con la Procuraduría General de la Nación en una lucha frontal por terminar con el abuso a los menores de edad, donde hoy podemos reseñar algunas victorias tempranas en materia de detenciones y extinciones de dominio.

Trabajo en equipo público privado, seguimiento puntal, vigilancia que haga cumplir las regulaciones, cultura ciudadana que indique cómo nuestras acciones pueden vulnerar a toda una industria y por lo tanto a nuestra economía, y sobre todo hacer cosas diferentes para obtener resultados diferentes, son las claves para mejorar y en donde las nuevas autoridades de nuestra ciudad tienen la última palabra.

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