Columna


Avianca una vez más

ALFREDO RAMÍREZ NÁRDIZ

30 de mayo de 2023 12:00 AM

No hace mucho publiqué un par de artículos dedicados a Avianca denunciando las conocidas deficiencias de servicio de la antaño orgullosa compañía nacional: espacios cada vez más estrechos, servicio a bordo de pago y mala calidad, horrendo tratamiento de equipajes, retrasos y cancelaciones de todo tipo, etc.

Salvo algunos ilustres lectores de este diario que me afearon mis críticas, creo que es un clamor popular considerar que, en el mejor de los casos, Avianca ya no es lo que era y, en el peor, es una aerolínea cuyo monopolio efectivo de los cielos colombianos perjudica objetivamente a todos los colombianos, turistas y viajeros en general.

Pues sí. No he cambiado de opinión en nada de lo que ya dije hace meses. Menos aun después del culebrón de los últimos tiempos acerca de fusiones o no fusiones con otras compañías y pérdida de tiquetes por miles de viajeros. Sin embargo, en mis últimos artículos sobre Avianca también dije que, aun y todas mis críticas, seguiría volando con la compañía. No por gusto. Sino por no tener otra opción. Vivo en Barcelona y, para volar a Colombia, el vuelo más directo y barato es el de Avianca. Iberia da mejor servicio y me fío bastante más de sus aviones y de su puntualidad, pero es más cara y obliga a hacer escala en Madrid. Así que, para ahorrarme unos cientos de euros y, en principio, hacer el viaje en menos tiempo, cada vez que, como este agosto, vuelo a Colombia, lo hago en Avianca asumiendo riesgos de todo tipo y rezando porque ninguno se materialice.

Mea culpa. No es hipocresía, es debilidad. Avianca es como esa novia tóxica que hace tan bien el arroz con pollo. Tú sabes que es maligna, sabes que tu mamá no la soporta, sabes que nada bueno puede salir de verte con ella, pero, ay, ese arroz con pollo. Así que repites una y otra vez sintiéndote culpable y mal y sucio, pero sin poder dejar de repetir. Sabes que, más tarde o más temprano, Avianca te maltratará, te humillará, te dejará mal delante de tus amigos. Sabes que te dirás a ti mismo nunca más. Pero volverás a caer. Avianca nos tiene a todos bien agarrados. Y Avianca lo sabe. Por eso hace lo que quiere. Nos exprime cada vez más intensamente. Y nosotros, pobres desgraciados en manos de un único operador que en la práctica tiene un control total del mercado y frente al que sucesivos gobiernos se limitan a elevar la voz, tocar la lira y no hacer absolutamente nada, volvemos a por más arroz con pollo.

*Universidad Autónoma de Barcelona.

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