Columna


Beppo el grande

RODOLFO SEGOVIA

23 de junio de 2018 12:00 AM

Giuseppi Grillo, Beppo, es un orate cuerdo que instala primeros ministros. De talentoso artista de la farsa, pasó a árbitro de la política italiana. Su bomba le estalló en la cara al establecimiento romano. El 35 % de votos por el novato movimiento 5 Estrellas es lo que obtenía la Democracia Cristiana en tiempos de hegemonía.

El cómico escaló el estrellato sobre su mordaz crítica a los pecados seculares de la política de Italia, después de ser encontrado culpable de homicidio involuntario al accidentarse en una carretera cubierta de hielo, que lo inhabilitó para hacerse elegir. Durante los 35 años siguientes arremetió contra la corrupción. Fue el modelo para Jaime Garzón.

Beppo la emprendió contra las mentiras y trampas de los poderosos con nombres y apellidos. Hizo reflexionar e indignar. La televisión italiana, al abrirse, después de estar repartida por partidos o grupos como la colombiana, la colonizaron la vulgaridad y las tetas grandes. Así Beppo pudo decir cualquier cosa, y la dijo. Al socialista Craxi, en el poder antes de Berlusconi, lo sindicó de ladrón y corrompido, explicando por qué en lenguaje subido. Con Il Cavaliere se dio un banquete.

Su fuerza ha sido el asco de los italianos con la corrupción atávica de la política, encamada con empresarios y mafias. Deseosos de una Segunda República, sana y moderna, adoptaron a Beppo como portavoz de los desoídos por el Gobierno. Rico y descomedido, desordenado en su vida personal y avaro, hizo él mismo política y populismo y quiso llegar sin intermediarios para volver trizas el sistema, porque los políticos solo se representan a sí mismos.

Grillo, en un golpe de genio, se montó primero en internet, sin dejar el teatro y la televisión, a veces restringida por el poder. Perfeccionó el modelo de democracia directa para beneficio especialmente de los jóvenes, que en Italia son los mas indignados e incomprendidos por el establecimiento, con una plataforma conectada a su blog y sus videos y a los chats de centenares de miles de receptores ávidos de protestar, como las Brigate Rosse de otra generación, ahora con los memes. Beppo lanzó en 2007 el Vaffanculo-Day (mejor no traducir), que llevo a 5 Estrellas a obtener 25 % en su primera salida a las urnas de 2013.

Los partidos tradicionales no vieron venir a Grillo, como la Cartagena de don Sancho Jimeno no vio piratas hasta muy tarde en 1697, y hoy no acaban de entender su amorfo movimiento. Lo tomaron a chiste. 5 Estrellas está ahora en el Palazzo Montecitorio: son voces múltiples que atraviesan ideologías. A Beppo lo sienten todos sus diputados. Y como para subrayar la incoherencia de la política, se alió con un partido de derecha, no afín con sus ideas.

Petro tiene mucho de Beppo en la trayectoria y en el exitosísimo uso de la web. Colombia evitó el 5 Estrellas por las virtudes del candidato Iván, los agradecidos con Uribe y la ruina de Venezuela, pero el futuro está por verse.

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