Columna


Cartagena: ¿El alcalde imposible?

EDUARDO DURÁN GÓMEZ

20 de febrero de 2021 12:00 AM

Cartagena, la ciudad amada por los colombianos, se halla en una gran encrucijada: agobiada por enormes problemas sociales, urbanos y ambientales, no atina a encontrar un rumbo acertado ni un capitán con las condiciones para aglutinar a los ciudadanos en torno a las causas comunes.

Tiempos tenemos en que a todos los alcaldes que se eligen, los sacan o los quieren sacar; muchos de ellos con graves cargos de corrupción o con preocupantes señalamientos de ineficiencia.

Tal vez esa fue la razón por la cual en la última elección los electores negaran a los partidos tradicionales las opciones que presentaron, y prefirieron irse por la alternativa Dau; pero también lo quieren sacar; no se sabe si por aterrizar nuevamente el viejo esquema, o por demandar mejores oportunidades ante anhelos no cumplidos. Lo cierto es que Cartagena no saldrá del atolladero si no apela a sus mejores talentos para tratar de diseñar un programa que involucre a todos los sectores ciudadanos y que vele por el mejor aprovechamiento de los recursos. Las fuerzas extrañas que acechan a la ciudad son experimentadas, tienen bien claros los oscuros propósitos, y quieren doblegarla para someterla definitivamente.

Cartagena no puede seguir con la amenaza, ni de los corruptos, ni de los improvisadores, porque por esas vías los presupuestos desaparecen y las obras nunca llegan. Este momento que vive la ciudad, no puede servir para ahondar una crisis, sino para reflexionar y generar instrumentos que permitan salir de ella: para encontrar acuerdos de gobernabilidad, apelando a instrumentos de planeación y de buenas prácticas de gobierno y, por sobre todo, involucrando a los organismos ciudadanos; cuando la ciudad siente que sus voces se escuchan y que sus reclamos se atienden, otro es el resultado. La vecina Barranquilla ha logrado mucho en los últimos años, porque cambió sustancialmente sus esquemas de administración de la ciudad. Hoy la transformación se siente en la mayoría de los espacios, lo que quiere decir que cuando se aplican los métodos indicados, los resultados afloran.

Por eso también es importante que en todos los programas que se pretendan diseñar e implementar estén involucrados los organismos nacionales como Planeación, los ministerios de Cultura y de Comercio, para que todo tenga el blindaje necesario que asegure las obras.

Si Cartagena no le da cabida al cambio fundamental que requiere, cada vez estará más rezagada, y la triste realidad le indicará que sus habitantes no pueden seguir viviendo de unos vetustos monumentos y de unas playas cada vez más contaminadas y pisoteadas.

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