Columna


Cartagena, sí se puede

JAVIER RAMOS ZAMBRANO

21 de junio de 2020 12:00 AM

¿Quién no está cansado, alarmado, preocupado, estresado, aburrido... de ver todos los días casi que las mismas noticias, la mayoría negativas, que genera el COVID-19? Que subió el número de contagiados por el virus; que las víctimas mortales cada vez son más; que hay una supuesta vacuna; que amenazaron a los médicos; que a las enfermeras no las quieren llevar en transporte público; que no hay camas UCI; que Pedro entró por un dolor de uña y dizque murió de coronavirus; que los padres no quieren mandar a sus hijos al colegio; que no hay insumos sanitarios en el hospital; que al mercado de Bazurto lo cerraron; que las riñas se dispararon; que Juan quedó sin empleo; que varios negocios cerraron; que cambió el pico y cédula; que hay toque de queda, que ya no; que hay ley seca; que se reactivará la economía, pero ya no; que hay un remedio, pero para los más graves; que los más viejos protestan porque no los dejan salir; que la gente sigue de rumba en los barrios; que falta control por parte de la Policía; que los vendedores ambulantes andan con parlantes estruendosos; que los políticos primero se abrazan y ahora se pelean...

Ocuparía la columna con todo lo que a diario leemos por los periódicos y portales web, lo que vemos por los noticieros de televisión y escuchamos por radio en cuanto a toda la información que se genera desde lo local. Muchas veces noticias reales, otras falsas, o tendenciosas que no hacen más que asustar en esta época en la que las personas necesitan es tranquilidad, responsabilidad y conciencia. Todo lo anterior lo podemos detectar en las redes sociales, donde la gente se queja más de lo que propone, donde los comentarios negativos y sin argumentos, llueven. Allí, la indignación viaja en cada letra, los errores de alguien se multiplican sin derecho a ser corregidos y se comparten más rápido que el coronavirus.

Los noticieros nos mostraron el viernes un caos en el país por el primer día sin IVA: las imágenes revelaban aglomeraciones por doquier, de allí surgieron en redes las críticas a todos, al Gobierno por otorgar ese beneficio en medio de una pandemia, a los empresarios por apoyarlo, a los ciudadanos por no cumplir los protocolos de distanciamiento. “Y eso que no hay plata”, decían otros. Pero en Cartagena, donde se viene hablando de indisciplina por el alto número de contagios, la mayoría cumplió, fuimos ejemplo a nivel nacional, de eso poco o nada se habló. Lo negativo lo opacó.

Aún creemos que la letra con sangre entra, que entre más metamos miedo, la gente entenderá el mensaje. Pero no, la pedagogía desde los centros comerciales fue fundamental para que no hubiera traumatismos. Es hora de multiplicar ese tipo de mensajes, porque mientras un grupo hace una fiesta clandestina y es noticia, cientos se ejercitan con distanciamiento, sin hacerle daño a nadie.

Los que no cumplen son menos, y hacen mucho daño, pero identificarlos y educarlos, es más fácil si no metemos a todos en la misma bolsa.

*Periodista. Magíster en Comunicación. Twitter:@javieramoz

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