Columna


Centenario de Juan Rulfo

DARÍO MORÓN DÍAZ

18 de marzo de 2017 12:00 AM

El 7 de enero de 1986, hace 31 años, murió el escritor mexicano Juan Rulfo, en ciudad de México. Nació el 16 de mayo de 1917, en Sayula, población del estado de Jalisco. A Rulfo este año del centenario tanto en México como en Colombia se le exaltará con grandes homenajes.

El periplo literario del laureado escritor se inició en aquel pueblo donde creció su prodigiosa imaginación; Sayula, zona ardiente, envuelta en grandes polvaredas se convirtió en la Comala del andariego Pedro Páramo. Su padre fue asesinado en 1924 y más tarde falleció su madre. El huérfano frecuentaba una biblioteca que recibió su abuela, en el pueblo para administrarla, leía con entusiasmo a Faulkner, Kafka y otros autores universales; la lectura lo apasionó desde entonces y dio rienda suelta a su imaginativa descripción de los parajes de su mítico Comala.

En la adolescencia se trasladó a Guadalajara, pero no pudo entrar a la universidad. En esa ciudad publicó sus primeros cuentos; años más tarde viajó a la capital. México, con esas características tan propias no sólo vivió la emancipadora revolución que lo catapultó a la modernidad, sino que, el niño fue testigo de los gritos fanáticos de la sublevación cristera que negaban la separación del Estado y la Iglesia preconizada por el presidente Plutarco Elías Calles. Ese medio rural desolado es precisamente su mundo narrativo.

Rulfo es un narrador de las cosas con color a tierra con la impronta de la modernidad que llegó a México sin que haya asomado a otros países. William Ospina afirma que: “Había nacido el Modernismo latinoamericano, y de la palabra mariage surgió la palabra mariachi y Diego Rivera y Frida Kahlo, agregamos nosotros, combinaron la estética mexicana con los lenguajes de la modernidad; Alfonso Reyes puso a dialogar su lenguaje mexicano con las fuentes helénicas, después Juan Rulfo alió para siempre los descensos al Hades de Virgilio y de Dante con la fiesta de los muertos del primero de noviembre”. Germinaron así el inmortal “Pedro Páramo” y “El llano en llamas”.

En las narraciones de Rulfo no existe límite entre lo real y lo imaginario, sus relatos combinan la violencia, la muerte y el desconsuelo. Hay otra narración de Rulfo: “Talpa”, menos conocida que las ya emblemáticas del escritor, que envuelve a Natalia y Tanilo enterrado en el cementerio de Talpa. Juan Rulfo según Carlos Fuentes: “convierte la semilla de Mariano Azuela, autor de “Los de abajo” y Martín Luis Guzmán, autor de “El águila y la serpiente”, en un árbol seco y desnudo del cual cuelgan unos frutos duales, frutos gemelos que han de ser probados si se quiere vivir, a sabiendas de que contienen los jugos de la muerte.”
Juan Rulfo, como su Pedro Páramo, seguirá deambulando perennemente por la literatura universal.

dmorond@gmail.com

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS