Esto hay que decirlo a plena luz del día y para que lo oiga Facundo y todo el mundo: la Región Caribe es vulnerable en su sistema eléctrico, empezando porque no tiene autonomía en producción, transmisión y comercialización de este recurso estratégico para el desarrollo, crecimiento y competitividad de la Costa. Cuanto implica el recurso eléctrico en el desarrollo de un país, una región, es algo que está suficientemente ilustrado y comprobado, probablemente poco debatido más allá de las generalidades y nunca asumido con responsabilidad y compromiso por los voceros regionales, tanto políticos como empresariales, gremiales, académicos y sociedad en general. Y en el caso de nuestra Región Caribe, sí que andamos en la penumbra, a tal punto que no se ha oído una voz, de entre las muchas que conforman aquellos estamentos, que haya alertado sobre la inminencia de una parálisis en los planes de desarrollo, crecimiento y competitividad de esta región, originada en las falencias estructurales de su sistema eléctrico. Si bien es cierto que este sector ha tenido un crecimiento y desarrollo positivo en la última década, no es menos cierto que el mismo no ha sido uniforme ni ha generado la consecuente confiabilidad y capacidad para promover e incentivar la creación de modelos económicos que privilegien la competitividad a partir de las ventajas estratégicas naturales de territorios como estos que conforman la Región Caribe. Y de la electricidad como elemento de primera magnitud en el proceso de producción y consolidación de esas ventajas estratégicas que, en el caso del Caribe colombiano, hemos sido ciegos para ver y tullidos para ejecutar con dinámica visionaria de nuestras potencialidades. Es como para que un corrientazo de alto voltaje nos despierte y ponga, cuando menos, a pensar qué le va a pasar a la Región Caribe, a nuestra mal amada Costa, cuando el gobierno de Uribe logre su objetivo de vender ISAGEN, el mayor generador de energía en Colombia, y quien lo compre, termine monopolizando el mercado y poniendo condiciones y excluyendo de sus prioridades a este Caribe alegre y desprevenido. O, cuando los generadores térmicos, por sustracción de materia, gas, terminen su ciclo productivo. Es una lástima que de eso, nada más que de eso, porque hay más, no se hayan percatado, con excepción de la senadora Piedad Zuccardi Porras, nuestros congresales, el Ministro de Minas y Energía, que es de Cartagena, y otros costeños, tanto de organizaciones privadas como públicas, con poder y capacidad de gestión para procurar atención sobre un sector del cual depende la modernización, crecimiento, competitividad y estabilidad del aparato productivo del Caribe. Si no somos los caribeños los gestores de una nueva y más productiva y equitativa relación con el Poder central, un día de estos amaneceremos en el estadio inferior de la modernidad capitalista. Porque sin electricidad no hay capitalismo, ni crecimiento, ni desarrollo, ni competitividad. *Poeta, escritor y periodista. elversionista@yahoo.es
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