Ante la inminente apertura a experimentar a partir del próximo mes, justificado según algunos en la necesidad de inyectar algo de aire a la moribunda economía, aparecerá una nueva normalidad en donde la palabra pandemia tendrá poco significado práctico. Hoy día, tal vez por falta de liderazgo gubernamental, o escasez de medidas educativas masivas, entre tantos factores sociales y culturales, es claro que la gente, y muchas instituciones, viven como si nada, o haciéndose los locos, pero sin un sentido claro alrededor del riesgo viral.
Por el lado de las comunidades, en los barrios es común ver personas sin tapabocas, jugando fútbol, hablando grupalmente en las esquinas. Las aglomeraciones de empleados y usuarios en la Olímpica de Bocagrande son significativas. En las entidades estatales, al menos con las que he tenido contacto reciente, la cosa es igual o peor. En la Notaría Tercera, aunque supongo sucede en las demás, obligan al usuario a quitarse la mascarilla para la foto en una autenticación de firma. Con esos abanicos funcionando como tornados, y la comprobada transmisibilidad del SARS-CoV-2 en los aerosoles, no imagino el número de muertos que habrán pescado el patógeno por una triste firma.
Ojalá los números decrecientes presentados por las autoridades locales en relación con la epidemia sean producto de las acciones implementadas. El programa de Gestores Heroicos es muy bueno, pero hay que pagarles y motivarlos. Nadie trabaja con hambre. Es posible mejorar la situación y aún con todos en la calle bajar el contagio. Pero la tarea es monumental y permanente, sin lugar a brechas, repitiendo e insistiendo en lo mismo. Lamentable eso sí, para algunos con poder real de cambio, lo que ocurre con los demás es irrelevante. En meses de la emergencia, las vallas de OPE han mostrado animales, cuando la ciudad necesita su visión creativa y experiencia publicitaria para reforzar las campañas educativas. Aún es tiempo y hay mucho por hacer, así que, si no han participado, vincúlense al proceso.
Todos vemos de lejos al COVID-19 y sus estragos. La situación cambia cuando lo tenemos encima o nos notifican que murió un familiar, o alguien como el señor Carmelo, quien ayudaba con el parqueo en La Merced, de las pocas personas que siempre esperabas encontrártelas para recibir una sonrisa sincera, tan escasas en esta sociedad. La pandemia está aquí, lo estará por un buen tiempo, no le entreguemos más vidas. Ponte la mascarilla, evita las aglomeraciones, lávate las manos con frecuencia y mantente proactivo de alguna forma para contribuir con la reducción de los contagios.
*Profesor.
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