Si digo pan y esa palabra no convoca a los hambrientos a la mesa, es porque la palabra ya no sirve y está exigiendo respuesta a una necesidad que nos enfrenta y se distorsiona.
Si digo amor y lo que veo a diario son ultrajes, violación de Derechos Humanos, injusticias, desidia, indiferencia, es porque la palabra perdió su magia o cambió de significado.
Si digo vida y los reportes a diario son actos nefastos por robos, atracos, deudas personales, ajustes de cuentas, sin sentidos, es porque la palabra invirtió su valor en la axiología y en vez de procrear, trunca, troncha, acaba.
Si sigo hablando, ahora de libertad, por ejemplo, donde cada ser humano la implora, la dibuja, la canta, la persigue, estoy incursionando en un terreno de conciencia de gobernanza donde los sedientos de oportunidades, de paz, de salidas viables y urgentes, la palabra dejó de ser un instrumento conciliador para convertirse un arma letal.
Inventarios, cartografías, arrumes de sucesos, expedientes arrinconados, contratos ajustados, términos vencidos y una truculenta verborrea hacen que la palabra pase a ser huera, inútil y no nos avale en nada.
Y evoco a Neruda en un párrafo de su texto “Las palabras” -Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan... Me prosterno ante ellas... las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito... Amo tanto las palabras... Las inesperadas... Las que glotonamente se esperan, se escuchan, hasta que de pronto caen... Vocablos amados-.
Dicen que las palabras tienen poder, que de tanto pronunciarlas hacemos mandatos de ellas, he quedado convencida de que es cierto porque de tanto hablar de pobreza, se ha generado más pobreza y más pobreza.
Las estadísticas, los noticieros, los gobernantes, los ciudadanos, la mayoría hablan de pobreza y de cómo cada día se dispara mucho más, luego entonces esa palabra nos está mostrando una cruda realidad que parece que nunca encontrará un camino, ni una solución, esta no ha perdido su sentido y tampoco ha perdido su significado, debe ser por la fuerza que tiene que ocupa el primer plano en la prensa en ciudades como la nuestra.
Es un rompecabezas del alfabeto en ese juego de sinónimos, carencia, estrechez, penuria, miseria, necesidad, en vez de convertirse en antónimo, abundancia, caudal, oportunidad. ¿Qué hacer?
*Escritora.
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