Columna


Cuarentena saludable

ABRAHAM FARAH

19 de mayo de 2020 12:00 AM

Con el ánimo de reducir la expansión del coronavirus y cuidar a la población en riesgo, parece que se nos olvidó una variable importante en esta ecuación: la salud mental. La cuarentena obligatoria -con su paternalismo obsesivo- nos ha confinado a un encierro cuasi total: todo el que no tenga un perro hoy al menos tiene ansiedad.

El objetivo supremo de la cuarentena -aplanar la curva, aumentar el número de camas- no puede ir en contravía de la salud mental y física. La cuarentena más inteligente es la cuarentena saludable, donde los ciudadanos tienen la posibilidad de pasar tiempo de calidad fuera de sus casas sin que el riesgo de contagio aumente significativamente. No se trata de salir a “pendejear”. Se trata de respirar aire fresco, tomar el sol, sudar. Una vez pase lo peor, el objetivo debe ser tener una sociedad vigorosa, con ganas de salir adelante, y no una sociedad enferma.

Tenemos que aprovechar nuestro espacio público. ¿Cómo es posible que las playas estén cerradas? ¿Cómo es posible que el horario para hacer actividad física sólo vaya de 5 a 7 a. m.? Estas medidas parecen arbitrarias, ya que la probabilidad de contraer coronavirus en espacios libres, con distanciamiento y usando tapabocas, es muy baja. El Distrito no sólo debe echar para atrás esas medidas, debe también ejecutar un plan de expansión y aprovechamiento responsable del espacio público que incluya intervenciones blandas y duras, como ciclorrutas, mejoramiento de parques, y paseos peatonales arborizados. Tenemos que ser capaces de salir del cortoplacismo de las medidas actuales y comprender que el virus llegó para quedarse; que estará circulando por mucho más tiempo del que creemos.

Si no lo habíamos hecho antes, el COVID-19 es la excusa perfecta. En ciudades como Bogotá y París autorizaron la apertura de cientos de kilómetros de ciclovías, como forma de evitar aglomeraciones en el sistema de transporte público. No sólo impiden que se propague el virus, también generan salud, física y mental. En París quieren ir un poco más allá, acelerando la implementación del Plan Vélo, el cual quita espacio a los carros y lo entrega a ciclistas y peatones. En Pasto ya lo hicieron: despejaron la vía principal de carros y se la entregaron a los ciclistas.

La pandemia que sufrimos nos está poniendo a prueba, a algunos más que a otros. Muertes, desempleo, incertidumbre: parece una historia de terror. Todo esto nos impacta significativamente hoy y afecta nuestra habilidad para sobreponernos en el futuro. El aprovechamiento responsable del espacio público puede marcar la diferencia.

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