Columna


¿Culpables o responsables?

SOQUI RODRÍGUEZ

27 de junio de 2020 12:00 AM

Mucha ha sido la bulla que se le ha hecho a las aglomeraciones que se dieron en el día sin IVA en el interior del país. Los contradictores le echan la culpa al Gobierno acusándolo de pretender enriquecer a los grandes comerciantes mientras los apocalípticos pronostican un aumento en el número de contagiados.

La realidad es que el objetivo presidencial se cumplió y las ventas en Colombia subieron un 40% beneficiando no solo a los “capitalistas de las grandes superficies” sino a los celadores, cajeros, secretarias, asesores de ventas, acomodadores de mercancías, plomeros, aseadoras y miles de empleados que dependen de estos almacenes. También se beneficiaron los fabricantes de los productos, los campesinos que siembran, los transportadores, las gasolineras y todo aquel que hace parte de la cadena productiva que lleva cada cosa que consumimos a nuestros hogares.

Los compradores fueron colombianos capaces de tomar sus decisiones y disponer qué hacer con sus vidas. Tres meses después de iniciada la pandemia no hay un solo ser humano que no sepa que el virus puede matarlo, que no sepa que se debe cuidar y que no sepa cómo hacerlo. Es incomprensible pretender que el Estado tenga la facultad de obligarme a cuidar de mi vida si yo no estoy dispuesta a hacerlo. Ya nos han explicado los científicos hasta la saciedad que el virus es muy contagioso y llegó para quedarse mucho tiempo.

El COVID no se detendrá hasta que la vacuna o una medicina milagrosa aparezcan. Mientras, la única cortina de contención es el cuidado personal o un nivel de contagio que permita la conocida “Inmunidad el Rebaño” que no es más que el 70% de la población contagiada e inmunizada lo que puede demorar meses.

¿Será posible que los colombianos aguantemos encerrados en cuarentena el tiempo que demore la vacuna en aparecer? Y si demora más de un año (que es lo más probable), ¿sobreviviremos 12 o 18 meses sin trabajar o producir dinero?, ¿cómo nos vamos a alimentar dentro de 5 o 6 meses y quién alimentará a los pobres cuando los recursos se hayan agotado?

El aislamiento preventivo no puede ser indefinido. El Gobierno no puede encerrarnos eternamente para controlar la propagación del virus. Tampoco tiene el dinero para generar nuevas medidas de alivio para las personas y empresas más afectadas por la crisis.

Llegó la hora de que cada quien asuma la responsabilidad de cuidarse y ser solidarios. Cada persona debe ser garante de su seguridad y la de su familia. El miedo no puede ser nuestro compañero; hay que aprender a vivir con el COVID y desarrollar hábitos que nos mantengan a salvo.

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