Columna


Delito y sociedad

ENRIQUE DEL RÍO GONZÁLEZ

28 de noviembre de 2019 12:00 AM

El crimen es connatural a la existencia, la búsqueda de su etiología es el ideal de los profesionales dedicados al estudio de la criminalidad, la cual se entiende como la cantidad de conductas desviadas cometidas en un espacio y tiempo determinado. También es objeto de la criminología la reacción social ante el comportamiento indeseado, esa reacción es institucional cuando se desarrolla la política criminal de Estado, para efectos de prevenir, controlar y reprimir; pero también puede ser informal cuando para los mismos fines se implementan las medidas desde la familia, la iglesia, los centros educativos y medios de comunicación.

Los criminólogos encontraron varias razones que impulsan al ser humano a cometer conductas punibles, es decir, han dimensionado múltiples enfoques de criminalidad ya que es un imposible categórico pretender que tengan una sola explicación. Es así como se habla de causas antropológicas, psicológicas, sociológicas y sociopolíticas.

Dentro del enfoque sociológico de la criminalidad emerge una tesis muy interesante y con la cual me encuentro identificado, la anomia, que es el desconocimiento de las normas, institucionalidad y legalidad, pero dicho desdén no es precisamente por ignorancia, capricho o irrespeto consciente –como en el caso de las razones psíquicas- es la sociedad y su organización, quienes motivan el desconocimiento normativo.

Esta teoría parte del reconocimiento de dos estructuras, una cultural y otra social. La primera hace referencia al conjunto de expectativas que se espera sean satisfechas por el asociado, entre ellas, el bienestar material, educación profesional, casa, carro, moda, salud etc. La segunda, guarda relación con los medios institucionales, y por ello legales, que se brindan para alcanzar los fines exigidos cada día con más agudeza, gracias a la proliferación de estilos de vida “envidiables” transmitidos en las redes.

Es un hecho innegable que existe un desequilibrio entre las exigencias y los medios adecuados para lograrlo, eso explicaría el origen de algunos comportamientos desviados, sobre todo, los que facilitan el camino a los estándares requeridos culturalmente, ya que, el bienestar económico es un anhelo más o menos común, pero, no todos los miembros del conglomerado tienen formas dignas y correctas de acceder a él. Además, no todas las personas tienen capacidad para adaptarse, conformarse o innovar, a fin de aceptar la carencia de medios o la búsqueda de estos, mediante formas lícitas.

El futuro no puede ser más escabroso, tenemos sobrepoblación, pocas oportunidades legales y muchos deseos de éxito que, en ocasiones, genera una tendencia acelerada de transgredir las normas, situación que solo puede sofocarse con criterios morales que contrastan con las circunstancias actuales.

*Abogado.

“Los criminólogos encontraron varias razones que impulsan al ser humano a cometer conductas punibles, es decir, han dimensionado múltiples enfoques de criminalidad (...)”.

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