Columna


Desafíos de la Semana Santa

MARÍA CLAUDIA PÁEZ MALLARINO

22 de marzo de 2018 12:00 AM

Es la época en que Cartagena debe alistarse para recibir una de las temporadas de turismo más importantes del año. Por ello, hago una especial invitación a todos a prepararnos para dar la bienvenida a los que llegan, pero también a hacerlos conscientes que nuestra ciudad: Patrimonio de la Humanidad, requiere de su respeto, en especial, para nuestros niños, adolescentes y al resto de los ciudadanos. Respeto, además, por los espacios públicos, bienes culturales y recursos naturales.

Los retos y desafíos de esta temporada requieren el compromiso de todos los actores y agremiaciones de la ciudad, quienes debemos procurar que existan siempre los entornos y condiciones adecuados en los diferentes lugares de interés turístico.

Ello no es un aspecto menor, pues en 2017, la ciudad recibió por vía aérea y de cruceros 2.683.000 turistas aproximadamente, un 8% más que en 2016, lo cual evidencia que seguimos consolidándonos como el destino preferido de Colombia.

Esta confluencia permanente de visitantes genera el fortalecimiento del empresariado y el comercio, que se traduce además en generación de empleo, elementos fundamentales para el desarrollo de Cartagena. En consecuencia, es importante que, desde las entidades y corporaciones públicas y privadas, logremos la articulación para garantizar las condiciones de esta expansión económica sin el menoscabo de la calidad de vida de los cartageneros.

Como ciudadana y líder, no puedo cerrar sin hacer un llamado a nuestros políticos y ciudadanos para que asuman con responsabilidad su labor. Lo que ha sucedido con el Concejo Distrital y nuestros alcaldes debe servirnos de aprendizaje. Tenemos nuevamente una elección atípica; aprovechémosla para hacer civismo y dar ejemplo, de manera que comencemos a crear conciencia y acciones que nos saquen de este patrón de inestabilidad que hemos padecido por tantos años.

Recordemos que la ciudad sigue creciendo, pero la pobreza también. Nuestra meta tiene que seguir siendo el desarrollo sustentable, de manera que todos seamos más ricos en calidad de vida. Si lo logramos tendremos mayor poder ciudadano, mejor gestión para crear más oportunidades y logros que nos harán sentir orgullosos de un trabajo enfocado a generar un balance entre lo económico, lo político y lo social.

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