Columna


¿Desidia o intereses ocultos?

LEIDYS RIVERO MARTÍNEZ

27 de agosto de 2022 12:00 AM

El parque Espíritu del Manglar es de los últimos proyectos de ciudad construidos en Cartagena para el disfrute de la familia, especialmente de los niños y que durante el gobierno de Juan Carlos Gossaín fue dispuesto de manera gratuita a cartageneros y bolivarenses.

Este que parecía un sueño casi imposible, porque en Cartagena a pocos del sector político les importa atender a la población infantil, se hizo realidad y durante el siguiente gobierno, el de Dumek Turbay, siguió siendo un importante espacio; sin embargo, esto ha cambiado.

En el 2020, iniciando los gobiernos de William Dau y Vicente Blel, creció la preocupación sobre qué iba a pasar con el parque, porque se empezó hablar de intereses de terceros por quedarse con él. Incluso, creció el ruido de una posible “privatización”. Ante ese rumor, la Alcaldía procedió a firmar el convenio a la Gobernación, con el que le permite administrar el parque.

Llegó la pandemia y el Espíritu del Manglar tuvo que ser cerrado. En diciembre de 2021, Blel determinó abrirlo y realizar actividades propias de la Navidad, pero eso duró muy poco, y otra vez fue cerrado porque una vez más no tenían convenio. Desde esa época, ni la Alcaldía a través de Espacio Público le permite a la Gobernación administrar el parque, ni a la Gobernación se le ve ningún interés, solo cuando llega alguien a preguntarles, ¿qué pasa con el parque? Y la respuesta es, “no tenemos convenio”.

En días pasados el administrador del parque, Ricardo Zapata, me dijo que estaban a la espera de la firma de la Alcaldía para poder intervenir. Ese día pude ver algunas estatuas sin manos, los muelles y restaurantes deteriorados. En la zona infantil recién habían pintado el barco, pero los juegos están desgastados y casi que sin color. Zapata me confirmó que tenían $900 millones para hacer adecuaciones, pero sin el convenio, legalmente no podía ejecutar los recursos.

El pasado 17 de julio, la Gobernación anunció su apertura, pero lo abrieron tal como lo encontré el día que lo recorrí. No le han hecho ninguna adecuación, porque la Alcaldía sigue meciéndolos en la hamaca y nada que firma. ¿Por qué no lo quieren firmar? ¿Hay “otros” interesados en el parque y no lo han contado a la opinión pública? Las declaraciones del director de Espacio Público Distrital, ese día generaron mucha suspicacia, porque decía, un parque para los “cartageneros”, la expresión de su rostro decía mucho, ¿no quieren que Vicente Blel lo administre y “figure” con él?

Le rinden homenaje a un hombre como Rafael Vergara (q. e. p. d.), defensor del medioambiente en un espacio sucio, abandonado y contaminado por el odio. Muy lamentable que este parque, el único de esparcimiento gratuito que tiene Cartagena, esté a medias, por una guerra de egos, egoísmo y mezquindad. Eso solo demuestra que quienes se oponen no han estado antes en Cartagena ni saben nada de la ciudad.

Le pregunto a la Alcaldía, ¿para qué quieren el parque y por qué cerrárselo a la ciudad?

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