Comparto con complementos y algunas diferencias lo expresado por el editorial del El Universal sobre el manglar y su administración. Efectivamente requerimos un ente que con el EPA y / o Cardique, vigile y haga cumplir la zonificación y sus categorías de conservación y recuperación, ordenados en el POT. A la fecha no se ha hecho.
Debe ser un ente con músculo que en desarrollo del artículo 65, numerales 6 y 7 de la ley 99/93, administre y difunda conocimiento en la comunidad de las virtudes del ecosistema del litoral y su vegetación de orilla, cuide que sus raíces no sean el receptáculo de la incultura ciudadana y procure la eficiente represión del delito en contra del patrimonio natural, sometido históricamente al desprecio y la apropiación de las zonas de bajamar, que no cesan.
Cuando digo cuide debe entenderse que cuente con los instrumentos para ejercer una vigilancia permanente y las capacidades de investigar las fuentes del daño, lo frene o elimine, venciendo el círculo vicioso.
También para determinar la necesidad de, respetando los nidos, podar -no machetear- o despejar y dragar los lechos sedimentados, garantizando el fluir de las aguas. Hoy el canal paralelo es innavegable.
Más que invasor el manglar repobla las orillas que nosotros invadimos. Como nosotros, se reproduce porque ese verde lineal es estructurante en la defensa de lo construido.
He liderado su defensa pero es el Estado quien regula la convivencia entre la infraestructura y la vida, la naturaleza urbana. Respetuoso del artículo 8 de la Constitución como ciudadano cumplo con mi deber y sé que esta lucha da frutos, cada vez participan más.
Proteger en sentido amplio la vegetación y defenderla, no es religión, ni fanatismo, es una necesidad reglada frente al avance e incultura ambiental del hombre termita, que en su afán de ganancia devora el capital natural, lo somete o erradica, al requerir espacios urbanos o bosque para producción masiva.
Ejemplos que duelen: el edificio implantado en el caño de Juan Angola o la eterna invasión de La Unión, la impunidad que a metros de Planeación destroza sin sanción zonas de la laguna del Cabrero, o en el caño de Bazurto, la ciénaga de la Virgen, la Bahía.
En la discusión del PEMP al igual que Mincultura afirmé que el manglar y la muralla son dos patrimonios que han convivido desde siempre y es viable esa comunión controlando el crecimiento.
Advertí que adaptarse al cambio climático determina que lo construido, lo inmaterial, el ambiente y el paisaje deben considerarse como Patrimonio Histórico inseparable.
SOS: El benefactor manglar de la avenida Rafael Núñez que resume del CO2 y combate la isla de calor del parque automotor, exige ser enrejado e iluminado igual que el lienzo de muralla que va desde los baluartes de San Pedro Mártir hasta Santa Catalina. Es una urgencia de seguridad.
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