Columna


Disciplinemos el caos

“Por fortuna cuando hay excesos o corrupción, los ciudadanos denuncian y los órganos de control reaccionan”.

RAFAEL VERGARA NAVARRO

22 de junio de 2019 12:00 AM

Acomodar la ley a lo que se hace por antojo, soberbia, ambición o necesidad es del diario discurrir, hay abogado, complicidad y tolerancias para todo. El abuso del derecho es recurrente y la arrogancia o la falsedad, derivan en delito, contravención y vergüenza, también en sanción penal, ética o moral, claro, si el infractor tiene de eso y la Fiscalía actúa. Callar nos hace cómplices y la ausencia de vigilancia y frenos crece la informalidad, las invasiones, los Quiroz, la indolencia; o desemboca en los Aquarelas y ahora en el Natturale Hotel en Bocachica, que dice tener todo en regla. Vale que se ventile, la inquietud tomó vuelo.

Por fortuna cuando hay excesos o corrupción, los ciudadanos denuncian y los órganos de control no controlados, reaccionan. Agradezco que los medios no callen, que sea correcto el que administra, a Funcicar y otros que desnudan y dificultan la contratación secreta. A las redes y la voz de valientes líderes sociales que protestan y son escudos ante la posición dominante de los poderosos, la que comprobé en noviembre del 2016 en Bocachica cuando me impactó una enorme construcción al borde del mar.

Pensé en permisos y sufrí con la deforestación del bosque seco: trupíes, mamones, tamarindos, ceibas, corozos, jobos, la fauna sin casa y el manglar. Sentí el poder: maquinaria pesada, alambre de púas, gente armada, miedo, reverencia y resistencia de la población. Escribí la columna: El Árabe, en ella aclaré que el rico tolimense Vicente Caro llegó para quedarse y ha comprado tierras en los 4 poblados, de allí los conflictos con sectores de la comunidad. Las demoras de la ANT en definiciones avivan el fuego.

Me pregunté si tendría autorización de Planeación, licencia de la Curaduría, factibilidad de servicios y permisos ambientales para edificar y talar, autorización de la Capitanía.

Sé, como dijo, que una parte está sobre plataforma coralina pero la otra, sin concesión, en playa marítima. ¿Desde su poder solicitó concepto a Mincultura y el IPCC? Lo digo por el cono visual y el Castillo de San Fernando.

Lo que contesta Caro sobre el uso del mangle lo dibuja: a su conveniencia hay zonas donde no está prohibido -aquí sí- y como él no lo taló es legal usarlo. Me recordó la soberbia de Openhaimer ante la crítica por la bomba atómica: “La construí pero yo no la tiré.”

Si el Estado es débil o ausente, no equilibra ni protege al más débil o el interés general y la posición dominante se impone. Cardique, Planeación, la Curaduría, el IPCC, la Alcaldía y los entes de control tienen la palabra.

La coartada de legalidad o la legalización después de, expresan la tradición de (in) cultura y mala costumbre de imponerse, y vivir entre conflictos y arenas movedizas territoriales que no resisten revisión legal. La propiedad conlleva una responsabilidad social y ecológica. Fortalezcamos la autoridad y sigamos derrotando el caos.

*Abogado ambientalista y comunicador.

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