Unos de los temas que más se ha tratado en los últimos meses tiene que ver con la situación de la salud en Colombia y sobre las posibles soluciones a los problemas de un sector que durante los últimos 5 años ha presentado un deterioro importante de sus principales indicadores que se pueden ver desde múltiples frentes: el financiero, las coberturas, el impacto en las condiciones de vida de los pacientes, la satisfacción de los usuarios, el número de quejas, reclamos, tutelas, entre otros.
Con mucha pena debemos reconocer que a nuestro sistema de salud, durante los últimos años, no le ha ido bien con los resultados de muchos de sus indicadores. Si bien es cierto que hoy en día la salud en Colombia es un derecho fundamental y que los pacientes cada vez tienen más reconocimiento y mejores coberturas de atención, también es cierto que muchos de ellos tienen que recurrir a la tutela como un mecanismo para hacer valer sus derechos. Y es que en materia de salud todavía nos falta mucho camino por recorrer y ese camino hoy es bastante tortuoso y pareciera en muchos casos que a pesar de todos los esfuerzos que se hacen no tiene un final claro.
Lo anterior lo digo porque mirando dos informes sobre la situación del sector que fueron publicados durante el primer trimestre del año por la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas ACHC, (organización que agrupa a la gran mayoría de los hospitales privados del país) y por Consultorsalud, un portal especializado en temas de salud, las conclusiones que se pueden tener de los resultados durante el último año son preocupantes.
Algunos de estos indicadores tienen que ver con el incremento en la cartera que mantienen las EPS con los prestadores de servicios IPS en 184 hospitales y clínicas que hacen parte de la ACHC cuya deuda aumentó en un 9,5% frente a la última medición realizada a diciembre de 2017. Cuantificada sólo estas instituciones, el valor se acerca peligrosamente a 9,5 billones de pesos (9,3 billones de pesos es la deuda aproximada reportada en el estudio), sin considerar la red de hospitales públicos y los hospitales y clínicas que no pertenecen a esta asociación la cifra podría ser mucho más grande y alarmante. En esta cifra se incluyen las EPS que ya no están en operación como Caprecom, SaludCoop, Cafesalud y Comfacor de las cuales la recuperación de los recursos que adeudan esta sujeta a dispendiosos procesos de liquidación que en algunas de ellas ni siquiera han iniciado.
Si miramos las EPS del régimen subsidiado, para el mes de septiembre de 2018, de las 27 que estaban en operación sólo 5 presentaban patrimonio positivo (Cajacopi, Mutualser, Coosalud, Comfenalco valle y Comparta) las otras 22 presentaban un patrimonio negativo que según el estudio era superior a los 3,8 billones de pesos.
Las obligaciones (cuentas por pagar) de las EPS del régimen subsidiado pasaron de 3,99 billones a 5,72 billones, un incremento en la deuda de más de 1,73 billones de pesos.
El otro indicador que llama la atención se llama cuentas por pagar por afiliado y resulta de dividir el total de la deuda que tiene una EPS por el número de sus afiliados. Con este indicador se establece cuánto es la deuda que tiene una EPS por cada afiliado. Esta deuda en el régimen subsidiado aumentó de 226 mil pesos a 641 mil pesos y se puede observar que este valor prácticamente se triplica de una medición a otra.
Los estudios son concluyentes, la situación para las EPS e IPS es preocupante, el deterioro de las carteras, de los patrimonios, el aumento de la deuda por afiliado y los niveles de insatisfacción de muchos usuarios, ameritan toda la atención de los aseguradores, de los prestadores y de los organismos de control.
La situación requiere que se agilicen las medidas para proteger al sistema, que se garantice la equidad en el flujo de recursos hacia los prestadores, que se vigile con lupa el funcionamiento de las EPS con patrimonio negativo que estan en peligro de colapsar y que definitivamente se piense más en los enfermos y en la salud de los colombianos.
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