Columna


Dr. Dumek Turbay

“De manera atroz y sanguinaria los hijos descarriados de Villanueva se están matando en medio de la incertidumbre y del caos”.

FIDEL A. LEOTTAU BELEÑO

16 de enero de 2019 12:00 AM

De manera atroz y sanguinaria los hijos descarriados de Villanueva se están matando en medio de la incertidumbre y del caos. Como villanuevero le escribo para suplicarle en este angustioso SOS que salve a este municipio en pro de una sana convivencia, en la medida de su accionar.

Desde hace varios años, y con frecuencia, por las redes sociales se ven videos macabros de adolescentes enfrentados a piedras, y se aprecian las residencias, a la luz del día, con puertas y ventanas cerradas. Pude leer también de una funcionaria, quien relató tres meses atrás, que iban a capturar a uno de los cabecillas de pandillas y los moradores del sector encararon a la Policía y frustraron el propósito.

Ninguna administración (ni los verdes ni los colorados, al decir de Cantinflas) ha podido con este mal de años; los mismos pañitos de agua tibia: llamar al ESMAD, toque de queda y ley seca por un fin de semana; medidas que castran el efecto, mas no la causa del mal. Se debe ir más a fondo: todos los funcionarios que tengan que ver con el orden público allá, deben ser reemplazados inmediatamente y si están en “carrera administrativa” que busquen donde ubicarlos, pero esto no debe seguir.

Señor gobernador, mi pueblo necesita a gritos de su intervención, el desconcierto es total y más si se han agotado las medidas, usted posee mejores herramientas. Estamos inmersos en lo que dictó el Nobel Thomas Mann: “Procure recordar que la tolerancia se convierte en un crimen cuando se tiene tolerancia con el mal.”

Terribles las imágenes de cuerpos mutilados, y lo peor, propagadas por adolescentes con frialdad pasmosa, como si fuesen trofeos en aquel medio espantoso. Aún están en las retinas de los niños, que hace dos años celebraban su día, cuando fue asesinado en la plaza principal el reservista Nilo Pérez Puerta, y El Universal destacó en uno de sus apartes:

“Nilo caminaba y en ese momento, cuando estaba diagonal a la sede de la Alcaldía Municipal, uno de los pandilleros que estaba disfrazado de mujer lo sorprendió por la espalda. Sin importarle los niños disfrazados que estaban en el lugar festejando, el pandillero sacó un cuchillo e hirió en el cuello a Nilo. Los gritos de los menores no se hicieron esperar. Hubo momentos de pánico y a la víctima casi no le dio tiempo de reaccionar”.

Duele en lo más profundo que mi pueblo, otrora un remanso de paz, hoy sea referenciado por la criminalidad. Es un flagelo que se ha podido evitar con correctivos efectivos, como sancionar a expendedores de drogas; suprimir las cantinas mixtas (licores y alucinógenos), y el control de la música asociada al vicio.

Señor gobernador, gracias por leerme y atenderme. “Uno a uno, todos somos mortales. Juntos, somos eternos”: Apuleyo.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS