Confieso que un par de veces en el pasado me he dado el lujo de preferir la inauguración de cine en los barrios a la inauguración oficial en el Centro de Convenciones o en el TAM (Teatro Adolfo Mejía).
Las proyecciones multitudinarias en los barrios demuestran y confirman mi teoría que sigo repitiendo y es la que el cine es un ceremonial de la liturgia laica, ejemplo máximo de coexistencia pacífica.
En qué otro lugar sientas 400, 500 hasta dos mil personas, todas atentas a unas imágenes en movimiento y escuchando una voz que a veces suena como la voz de Dios, y durante dos horas no hay ni un dime ni un direte y mientras en la pantalla hay muertos, hay violencia, hay acción, todos nosotros estamos sentados al lado de un desconocido respirando el mismo aire y a veces compartiendo el bracillo de la silla con pequeños toques de codo que no parecen estorbarnos.
Y al final cuando hay cine foro puedes confrontar tus ideas con decenas de espectadores ansiosos de conocimientos sobre la película que acaban de visionar.
Este año me tocó cine en el patio de nuestra fundación corazón contento en San José de los Campanos; qué felicidad las caritas atentas y concentradas de estos pequeños que gozaban la pantalla gigante del cine camión de Comfenalco que su director Jaime Trucco presta a cine en los barrios año tras año.
Gracias al festival de festivales de Anafe se ha programado la visión de cortos premiados en todos los festivales del país, esta es una asociación que se fundó con la bendición de Víctor Nieto que reúne a todos los festivales del país y se ha constituido en una voz muy escuchada en las varias agremiaciones del audiovisual colombiano. Así que gracias FICCI, ¡gracias Anafe, gracias Comfenalco!
Y ahora lo que a mí más me gusta, la magia de los números que guardan la única verdad: más de quince mil espectadores en 17 barrios de la ciudad y municipios aledaños, 10 universidades, varias casas culturales, el Centro de Cooperación Española son los más de treinta escenarios programados para niños, adolescentes, adultos en los barrios más a riesgo, tales como Nelson Mandela, San José de los Campanos, o tradicionales como Canapote, El Bosque, Manga. Qué trabajo de organización... ¡qué resultados! este es el evento que más aporta a unos que por primera vez ven en las calles de su casa unos aparatos con una pantalla gigante, al aire libre. Proyectando unas imágenes diferentes de las de la televisión de la casa. Es muy importante el trabajo del Ficci para el cine iberoamericano, pero lo más impactante es ver las caras de niños y adultos gozar de una proyección en pantalla gigante en las calles de su barrio.
¡Gracias viejo Víctor, gracias Ficci!
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