Columna


El enigma y Colombia

RAFAEL NIETO LOAIZA

22 de enero de 2017 12:00 AM

Se fue Barack Obama. A Obama debemos medirlo desde acá, desde nuestros intereses. Por un lado, preservó el tratado de libre comercio. Por el otro, dejó de lado la defensa de la democracia y de los derechos humanos. Al menos en América Latina. Tres ejemplos concretos: la renuncia a buscar la caída de la tiranía castrista; la tolerancia con el creciente autoritarismo chavista; el apoyo ciego y complaciente al proceso con las Farc en Colombia a pesar de que se construyó sobre el desconocimiento del resultado del plebiscito y con premio a los asesinos.

Llegó Donald Trump. Un triunfo contra la clase política y los medios de comunicación y con un discurso que fue más allá de lo políticamente incorrecto. Como a Obama, al empresario habrá que evaluarlo y juzgarlo desde acá y como nos afecte.

Trump es un acertijo envuelto en un misterio, dentro de un enigma, como diría Churchill. Pero hay algunas cosas que, aun en la incertidumbre, ya sabemos.

Una, que será duro con los migrantes ilegales. Debemos estar listos para recibir los nuestros y buscar mecanismos que permitan su reinserción económica.

Dos, también en economía es nacionalista y no es amigo de los tratados de libre comercio. Colombia tiene un tratado con los Estados Unidos. ¿Cuál será la posición de Trump en relación con ese acuerdo? Hay que prepararse para defender ese tratado y para demostrarle a él y a su asesores económicos las ventajas que tiene para los Estados Unidos.

Tres, para Trump y para su equipo de seguridad nacional, el terrorismo será central en su agenda interna e internacional. El vínculo del narcotráfico con el terrorismo estará de nuevo en el foco central. Y ahí estaremos nosotros. Más temprano que tarde habrá una fuerte presión para arreglar el desastre que en expansión de narcocultivos deja el acuerdo con las Farc y la política claudicante de este gobierno.

Cuarto, es posible que haya un recorte de la ayuda de los Estados Unidos a Colombia y, con certeza, será redireccionada. Es previsible que volvamos a los énfasis en seguridad y justicia y que se debilite el apoyo al proceso con las Farc. Colombia debería insistir en la corresponsabilidad norteamericana en la lucha contra el narcotráfico y la necesidad de contar con su apoyo irrestricto.

Quinto, Trump no parece amigo de las organizaciones multilaterales. La ONU y la Unión Europea han sido blanco de sus críticas. ¿Qué hará en relación con la OEA? Más allá de ello, es previsible en todo caso, si no por él mismo, por sus asesores en relaciones exteriores y en seguridad, que aumente la presión a Cuba y a Venezuela. Santos y su Canciller han estado jugados por ambos países. Estamos obligados a ‘desfarquizar’ nuestras relaciones internacionales.

rafaelnietoloaiza@yahoo.com


 

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