Columna


El Estado paga

JAIME BONET

18 de junio de 2017 12:00 AM

Con frecuencia oigo a las personas decir que el Estado paga. En un país donde las protestas y paros son de todos los días, varios grupos de distintos orígenes reclaman inversiones para poder cubrir el rezago social en su territorio o grupo de interés. Cada inversión implica que el Estado (nación, departamentos o municipios) debe asumir el gasto para atender las demandas. Se nos olvida, o no somos conscientes, que detrás de ese Estado estamos todos.

Los mayores gastos, tarde o temprano, deberemos asumirlos nosotros mismos a través de impuestos, tasas y contribuciones. Como se acostumbra a decir, no hay almuerzo gratis y nos toca pagar por los mayores gastos.

Muchas de las peticiones las respaldan causas justas. Acaban de pasar los paros de Buenaventura y Quibdó, dos ciudades con unos de los rezagos sociales más grandes en el país y que requieren cuantiosos recursos para atender las necesidades de esa población. Levantar el paro contempló crear un Fondo de Patrimonio Autónomo de unos $800 mil millones, los cuales se financiarán con un crédito externo y la mitad del impuesto a las rentas que pagan las empresas vinculadas al puerto.

Al final, los recursos los recaudará el Estado del bolsillo de los contribuyentes para atender esas necesidades inaplazables. 

También hace poco la Corte Constitucional ordenó al Ministerio de Salud estudiar la posibilidad de incluir la fertilización in vitro dentro del Plan Obligatorio de Salud (POS), ya que la Corte considera que con su exclusión se vulnerarían los derechos fundamentales de las mujeres que no pueden procrear biológicamente. Esta razón es muy meritoria y sería deseable que todas las mujeres, sin importar su ingreso, puedan tener hijos. Sin embargo, estos son tratamientos de altísimo costo que, de ser aprobados en el POS, los financiaremos todos a través de los impuestos y contribuciones que pagamos.

Estos son solo dos ejemplos de los muchos gastos que el Gobierno debe asumir para cumplir con aquello de ser un Estado Social de Derecho. Muchos de esos egresos abren la posibilidad de que el gobierno financie los gastos de personas de altos ingresos.

Terminamos con un sistema de Robín Hood al revés, en donde los pobres pagan los gastos de los ricos. No se trata de estar en contra de financiar el gasto social, pero debemos ser conscientes de que cada vez que se ordena al Estado prestar algún servicio, acabamos todos los colombianos pagándolo con nuestros aportes al sistema. 

jbonetmo@banrep.gov.co

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