-Mamá, si todos debemos quedarnos en casa, ¿por qué tú sales todos los días a trabajar?
-Mi amor porque nosotros tenemos la responsabilidad de protegerlos a todos.
-¿O sea mamá, que ustedes son como los Avengers que nos van a salvar del coronavirus?
Yo enmudecí, confieso que no tuve una respuesta muy precisa; pero quería decirle a mi hijo que sí, que los íbamos a salvar a todos, y que así como los Avengers, encontraríamos la gema de la cura con la que derrotaríamos esta pandemia.
Pero la realidad es otra: llevamos tantos años de rezago en inversión social, que hoy tenemos una Cartagena empobrecida y con grandes fajas de miseria que potencializan aún más la crisis que ahora enfrentamos. Amén, de que hay miles de familias que si antes tenían pico y placa para comer, hoy ni siquiera encuentran comida en las basuras.
También se hace evidente la deuda histórica con la inversión en salud, la cual no ha sido inmune al virus de la corrupción que la ha permeado, pues si contáramos con un sistema de salud más sólido, hoy tendríamos mejor capacidad de respuesta. Sin embargo, no dedicaré estas líneas a repetir lo que todos sabemos, sino a darles la certeza de que contamos con el liderazgo de un alcalde que ha sido pionero en las medidas de restricción, y ha dispuesto de todas las competencias y fuerzas de la administración, para que sin descanso logremos mitigar los impactos de esta epidemia. Para ello, elaboramos un Plan de Acción, y realizamos unos traslados presupuestales que nos dieron una bolsa común de $20 mil millones. Recursos que reorientamos priorizando la compra de comida y la dotación de insumos para la red hospitalaria y sanitaria. Pero debemos ser sensatos, este presupuesto es insuficiente, y el hambre se propaga minuto a minuto, por eso, independientemente de que estemos gestionando más recursos, apelamos a la ayuda de todos; nadie estaba preparado para esto, por lo tanto, es el momento de unirnos y demostrar nuestra humanidad.
Llevo casi 15 días sin poder abrazar a mi hijo, y nunca antes había valorado tanto esos abrazos. El COVID-19 nos ha mostrado cuán frágiles somos, pero sobre todo nos enseña cuáles son las prioridades en la vida. Tengo fe en que esto pasará, y cuando eso suceda, seremos mejores seres humanos, porque comprenderemos que todos somos iguales. Que nada de lo que hemos acumulado nos sirve en estos momentos, más que para ayudar a otros. Por eso aquí, el único “virus” que se debe propagar y contagiarnos a todos, es el de la solidaridad y la mirada hacia el otro.
*Secretaria General del Distrito.
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