Al presidente Gustavo Petro, en su más reciente alocución televisada se le percibió la preocupación por enseñar sus principios ideológicos de respeto a los derechos y libertades del pueblo colombiano, notificándoles a los cadetes recién graduados y a los demás oficiales de la Armada que en su gobierno se propenderá por garantizar la vida, en especial la de los opositores. Creemos que nuestro presidente tiene la mayor voluntad en ejercer un mandato que permita mejorar las condiciones de vida ciudadana, pero también pensamos que se han precipitado en la presentación de los proyectos de ley que plantean las reformas, al desconocer las etapas de alistamiento y formulación que hacen parte del más básico proceso de planeación.
Un gobierno progresista en Colombia se enfrenta a una administración pública con fallas, que impiden el cumplimiento de los fines del Estado consagrados en la Constitución, por lo que se debía prever desde la Presidencia y su gabinete la adopción de estrategias que conllevaran a desaprender en el interior de todos los niveles de la estructura burocrática, los comportamientos contrarios a la transparencia y las buenas prácticas administrativas. Por lo tanto las reformas han debido surgir de la mayor concertación política y social con los partidos políticos, gremios, sindicatos y organizaciones sociales que le dieran la legitimidad y asegurara el respaldo de las bases populares.
Se ha debido decretar un periodo de transición por parte del gobierno donde los funcionarios del Estado identificaran la problemática en sus entidades, mientras el Sena ejecutaba un plan pedagógico en las comunidades, cuya evidencia de aprendizaje fuera la formulación de propuestas de solución en cada área de las dimensiones sociales, de igual forma se haría con los sindicatos en el plano de los asuntos laborales y su temática de trabajo. Para compilar después los aportes en un documento que se constituiría en la propuesta de reforma, productos de acuerdos suscritos bajo la premisa de darle valor al interés colectivo, antes del particular.
Por todo lo que pasa en Colombia, el presidente Petro está a tiempo de reorientar su administración y rectificar el proceso de las reformas en Colombia, escuchando a la gente en las regiones y poniendo su gabinete al servicio del pueblo, de lo contrario las convocatorias a marchas y movilizaciones sociales no serán suficientes para que el Congreso motivado por la presión ciudadana avale los cambios, sencillamente porque las reformas no nacen del querer popular, ni se conocen en las comunidades.
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