Columna


El libro de Perry

“Perry, quien murió de repente en septiembre, era el prototipo del técnico bien formado con vivo interés en la política. Director de Impuestos Nacionales; ministro (...)”.

HAROLDO CALVO STEVENSON

15 de noviembre de 2019 12:00 AM

Guillermo Perry fue uno de los más destacados miembros de mi generación de economistas, los primeros “técnicos” que, con estudios de posgrado en el exterior, fuimos reemplazando a los abogados “hacendistas” en la formulación y manejo de la política económica en la década de 1970.

Perry, quien murió de repente en septiembre, era el prototipo del técnico bien formado con vivo interés en la política. Director de Impuestos Nacionales; ministro de Minas y de Hacienda en los gobiernos de Barco y de Samper; miembro de la Asamblea Constituyente de 1991; senador de la República y luego jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, Perry fue un señalado actor de la economía política colombiana durante más de 40 años. Últimamente era columnista de El Tiempo y Profesor Distinguido de Economía en la Universidad de los Andes.

Desde hace algún tiempo acusaba problemas de salud, lo que quizás lo animó a armar un libro de reminiscencias entremezcladas con un inventario de sus realizaciones en el sector público. “Decidí contarlo”, como lo insinúa su título, es una obra cargada de impresiones privadas y, con frecuencia, francotas sobre eventos y personajes – una suma de inteligentes comentarios sobre políticas y políticos. No por casualidad se divide en partes no definidas por temas “técnicos” sino enmarcadas en los doce períodos presidenciales que van de Carlos Lleras a Iván Duque.

Pero el libro es, ante todo, un testimonio de la importancia que ha tenido para el país la profesionalización del manejo de la economía. “Las reformas y cambios de política basados en estudios sólidos y meditados – dice Perry – tienen por lo general impactos positivos más profundos y duraderos que las hechas a la carrera... Por eso los técnicos tenemos un rol particularmente importante actuando directamente en la política pública. Por fortuna en Colombia el sistema político ha permitido un acceso notable de técnicos al poder, como me ocurrió a mí y a tantos otros.”

Hoy, por ejemplo, es impensable un ministro de Hacienda o un gerente General del Banco de la República sin sólidas credenciales académicas (los actuales tienen doctorados de reconocidas universidades). “Es muy importante para el país – señala Perry – que los técnicos y especialistas se metan al sector público y a la política. Porque el conocimiento profundo de un tema permite hacer aportes significativos. Por eso pienso que [con mi experiencia investigativa] logré dejar huella en el Ministerio de Minas y Energía... y en el de Hacienda. Lo mismo es cierto de la mayoría de quienes han llegado al Ministerio de Hacienda desde los años 70”.

Las opiniones aquí expresadas no comprometen a la UTB o a sus directivas.

*Profesor Asociado, UTB

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