Columna


El manifiesto por la paz

PADRE RAFAEL CASTILLO TORRES

09 de septiembre de 2012 12:00 AM

PADRE RAFAEL CASTILLO TORRES

09 de septiembre de 2012 12:00 AM

Hoy se inicia en Colombia la semana por la paz como escenario de movilización social que busca hacer visible los procesos y esfuerzos de personas y organizaciones de la sociedad civil que trabajan por el logro de la paz, la resolución pacífica de los conflictos y por la construcción de iniciativas para dignificar la vida.
Desde hace 19 años ha sido un empeño ininterrumpido de muchos sectores y organizaciones. Colombia no ha hipotecado la búsqueda de la Paz. Cada año este grupo de organizaciones y personas llenan de contenido la Semana, tocando diferentes temáticas relacionadas con la realidad que atraviesa el país. A propósito del tema, recientemente, afirmó el Papa Benedicto XVI:“En el mundo globalizado de hoy, cada vez es más evidente que la paz se puede construir sólo si se garantiza a todos la posibilidad de un crecimiento razonable: tarde o temprano, las distorsiones producidas por los sistemas injustos tienen que ser pagadas por todos”. En la Arquidiócesis de Cartagena, hemos optado por firmar públicamente, en las parroquias y colegios, un manifestó y elevar una plegaria a Dios en quien creemos está la verdadera paz. Aprovecho este espacio dominical para entregarles el manifiesto y la oración. La estrategia es que sea leído y meditado en las parroquias, comunidades, organizaciones e instituciones. Luego sea firmado como compromiso por la paz y la convivencia. Al final se eleve una oración a Dios fuente de todo bien. Aquí el manifiesto:
• Nos alegraremos con los que se alegran y lloraremos con los que lloran. (Rom. 12,15).
• Nos pondremos de acuerdo para que no hayan divisiones entre nosotros y así podamos vivir en perfecta armonía. (1Cor. 1,10).
• Haremos de nuestras conversaciones un momento agradable y de buen gusto, sabiendo cómo tratar a cada uno (Col. 4,6).
• Ni nos vamos a morder ni mucho menos a devorar, para no destruirnos los unos a los otros. (Gál. 5,15).
• Nos ayudaremos mutuamente a llevar las cargas, así cumpliremos el mandato solidario de Jesús. (Gál. 6,2).
• Nos vamos a soportar mutuamente con caridad. Tratando de conservar la unidad del Espíritu, mediante el vinculo de la paz. (Ef. 4,2-3).
• Nos comprometemos a no pronunciar palabras que no edifican. Evitaremos la amargura, los arrebatos, la ira, los gritos, los insultos y toda clase de maldad (Ef. 4,29-31).
• Consideraremos a los demás como superiores a nosotros mismos. No buscaremos nuestro propio interés sino el interés de los demás. (Flp. 2,3-4).
• Ninguno de nosotros pretenderá devolver mal por mal. Nos esforzaremos por hacer siempre el bien. Estaremos siempre alegres y oraremos sin descanso (1Tes. 5,15-17).
• Evitaremos las cuestiones carentes de sentido: estamos convencidos de que solo traen grandes altercados. Como servidores de Dios procuraremos ser amables con todos. (2Tim. 2,23-24).
Finalizada la proclama del manifiesto y antes de su firma, todos y todas, haremos esta suplica en cada rincón familiar y comunitario: “Señor llévame de la muerte a la vida y de la falsedad a la verdad. Llévame de la desesperación a la esperanza y del miedo a la confianza. Llévame del odio al amor y de la guerra a la paz. Permite, señor, que la paz llene nuestro corazón, nuestras familias, nuestras comunidades y a Colombia entera. Amén.

*Sacerdote y sociólogo, director del Programa de Desarrollo y Paz de los Montes de María

ramaca41@hotmail.com

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