Columna


El mecanismo

DARÍO MORÓN DÍAZ

21 de abril de 2018 12:00 AM

En la TV internacional están exhibiendo una serie sobre la corrupción en el Brasil que acude a la ficción. Sin embargo, está sustentada en los episodios de la corrupción en ese país. El productor la tituló: “El ‘Mecanismo’, maniobra que utilizan los empresarios, políticos y periodistas brasileños. Identificables: Miller & Brecht es Odebrecht, de Marcelo Odebrecht, el Presidente de Petrobras y el Banco de Brasil es Aldemar Bendine, Samuel Thames es Michel Temer, vicepresidente que traicionó a Dilma Rousseff, Jenet, es Dilma Rousseff y otra cáfila de personajes que ubican indudablemente al que fue llamado gigante suramericano como líder de la corrupción en Suramérica. Destaca como protagonistas a los jueces e investigadores brasileños: funcionarios de una honestidad a toda prueba en una guerra contra los corruptos, sin darles tregua a pesar del poder que tienen y tantos intereses de por medio. Determinantes son también el veterano agente policial Marco Ruffo, Cardoni y los agentes de la Policía Federal, Gerson Machado y Erika Marena.

Las investigaciones abarcan a: Curitiba, Brasilia, Sao Paulo, etcétera. El primer condenado fue Bendine, el presidente de Petrobras y del Banco de Brasil, que se lucraba de los dineros de la petrolera. De trece investigados doce de ellos son condenados y el más difícil de capturar fue Marcelo Odebrecht.

“En Brasil, la corrupción forma parte de la lógica de la estructura política. No es la excepción, es la norma. Ese ‘Mecanismo’ no tiene ideología: está tanto en los gobiernos de derecha como en los de izquierda”. Las grandes empresas que tienen interés en ganar contratos de obras o servicios de los gobiernos financian a todos los partidos políticos en sus campañas, ayudan a elegir candidatos y luego obtienen ventajas de esos políticos una vez que están en el poder. Así permearon a Colombia y a Perú, donde ya cayó el presidente P. P. Kuczynski, Ecuador, Panamá, Centroamérica y Venezuela.

En Colombia tenemos al fiscal anticorrupción Moreno, el ex gobernador de Córdoba, Lyons, los Ñoños, etcétera. Ahora el caso Santrich, que crea un impacto por lo mediático, no por los resultados de la Justicia. En el caso de Marlon Marín, que presuntamente dialogaba con Santrich, acaba de viajar en clase ejecutiva los Estados Unidos, cuando debía estar en La Picota. Son hechos que descalifican la investigación penal.

La justicia colombiana es dependiente de la DEA y de los jueces norteamericanos. Cualquiera con mediana inteligencia se percata de que los últimos eventos de corrupción que se ventilan en el país provienen de la DEA o de algún juez de los Estados Unidos. Es una situación verdaderamente lamentable.

Es importante destacar que los investigadores brasileños no tuvieron que acudir a la DEA, como sucede en Colombia. Manes de la soberanía.


dmorond@gmail.com

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