Como casi todas las historias sobre obras inconclusas en Cartagena, la del Mercado de Santa Rita empieza con Dionisio Vélez Trujillo. En el 2014, durante su gobierno atípico, Vélez Trujillo comenzó el proyecto de remodelación del antiguo Mercado de Santa Rita para convertirlo en una especie de supermercado moderno que tendría por nombre “Santa Rita Plaza”. El proyecto se dividió en dos fases: la primera se llevó a cabo en febrero de 2014 y tuvo una inversión de 7.622 millones de pesos; mientras que la segunda arrancó en abril de 2015 y costó otros 4.800 millones más.
Según lo proyectado por Vélez Trujillo y sus contratistas, la obra sería terminada hacia diciembre de 2015, pero cuando la fecha llegó los habitantes de Santa Rita se encontraron con un edificio en pañales que todavía no tenía sus locales adjudicados a los vendedores y que, además, carecía de la dotación física adecuada para su correcto uso, es decir, se habían olvidado de instalar congeladores, mostradores, neveras y persianas de contención en las rampas de acceso existentes en el diseño original del nuevo mercado. La obra fue suspendida el 17 de diciembre porque no habían revisado los medidores de energía de 256 locales comerciales.
Sin embargo, estos contratiempos no impidieron que Dionisio Vélez “entregara” el mercado el 31 de diciembre, el último día de su mandato. Aquel fue un evento ridículo en el que el exalcalde no inauguró nada, pero simuló hacerlo, y los cartageneros sufrimos la estupidez (o la sinvergüenzura) de un gobernante que podía entregar una obra que días antes ya había sido suspendida.
Cuando Manuel Vicente Duque asumió la alcaldía en enero de 2016, una de sus primeras promesas consistió en resarcir la ineptitud de la administración anterior frente a este mercado. Fue así como en agosto de 2016 se invirtieron unos 1.700 millones adicionales para finalizar la adecuación del mercado. Esta vez, la promesa de apertura se fijaba en noviembre del año pasado, pero ‘Manolo’ tampoco cumplió, fiel a la mala costumbre del político colombiano promedio que promete el cielo y no da ni las sandalias de San Pedro.
En total, el Distrito se ha gastado 14.122 millones de pesos y el Santa Rita Plaza sigue siendo, en pleno 2017, el mercado que no fue. Su fachada gris e inacabada constituye un monumento a la negligencia y al abandono institucional. Mientras tanto, los vendedores que fueron sacados de su antiguo mercado con el sueño de un lugar mejor intentan ganarse, en la informalidad, la vida que la corrupción les está robando día a día.
*Estudiante de literatura de la Universidad de Cartagena
@orlandojoseoa
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