El ocio del jubilado debe ser su lado positivo, y lo constituye el tiempo libre que aprovechamos para llevar a cabo las aficiones y obras que nos agradan. Tener en cuenta que ocio no significa estar sin hacer nada, sino hacer lo que nos satisface en el descanso.
Importa la calidad de vida, la voluntad que pongamos en el vivir, no la cantidad. Hay vidas largas, pero estériles, vacías; también hay vidas muy breves, fecundas y llenas. Es preferente cómo hemos vivido a cuánto hemos vivido; es la sumatoria de energía, ánimo y valor que imprimamos a nuestra vida, en vez de los años que acumulemos.
Ejercitarnos para el ocio es saber utilizar bien el tiempo libre que nos queda después de haber cumplido todas nuestras tareas laborales. Es la etapa de la vida en que el tiempo constituye un tesoro personal que debemos emplear con sabiduría. Cuando accedemos a él con pericia, la ventura nos asiste con plenitud y la alegría de sentirnos realizados.
Hacer lo que quieres, cuando quieres y como quieres, preámbulo de lo placentero, lo retrata en versos Lope de Vega, en su obra El villano en su rincón: “Soy rey de mi voluntad / no me la ocupan negocios / y ser muy rico de ocios / es suma felicidad”. Cuando experimentamos la capacidad social, equiparable con aquella que se tenía dentro de la vida laboral o profesional, le abonamos dicha a los tiempos de jubilación. Y aún más, cuando está ligada al contacto generoso con los demás bajo diversas maneras: cultural, social, religiosa o deportiva.
La vivencia de ocio ajustado y maduro juega un papel importante, coadyuva a afrontar con optimismo la vida de jubilado. Estudiosos han hecho claridad sobre el tiempo libre con tal que el deseado, por su desarrollo personal, sea superior al tiempo libre no deseado o estéril, que solo conduce al tedio.
Este fenómeno comunitario encontró eco en la sociología y en la antropología, con énfasis en mentes creadoras de la edad adulta. Las ciencias de la educación van de la mano con esta realidad social, y hoy, las alusiones al tiempo libre y el ocio están contempladas en cualquier propuesta educativa seria.
Ocio, según el sociólogo Luis González Seara: “Es toda actividad no obligatoria a la que uno se dedica después de haber cumplido sus deberes laborales, familiares y sociales”. El DRAE dice: “Obra de ingenio que alguien forma en los ratos libres de sus ocupaciones”. Mientras, “la ociosidad es la madre de los todos vicios”, por aquello de desocupado, ocioso o inútil.
El doctorado en ocio, Andrés Reid, lo define así: “Es un lugar donde no hay restricciones para ser quien soy y me reporta satisfacción”.
Comentarios ()