Ver en la lista de aspirantes a alcalde a alguien distinto fue una oportunidad para no desaprovechar. Estaba claro que el elegido tenía un buen discurso anticorrupción, y por nuestras mentes pasó, por defecto, sacar adelante ideales nunca cumplidos. Casi dos años después de este experimento, existe claridad sobre la suerte de la ciudad: el discurso público por sí mismo no funciona, y el corralito no solo ha acentuado diversos problemas, también han hecho metástasis y metamorfosis muchos otros.
Aquí algunos ejemplos. Cada día están enfermando y muriendo más personas de dengue. Este es un problema relacionado con pobreza y abandono estatal, y requiere de acciones más allá de campañas puerta a puerta y fumigaciones tóxicas. En esta línea, parece imposible hacer mejoras en el entorno del Hospital Universitario, degradado y distante de un centro de salud modelo en el contexto regional.
Es más factible perder la declaratoria de patrimonio de la humanidad que tumbar Aquarela y llevar a la cárcel a quienes facilitaron tal esperpento. Peor, el Distrito quedará debiendo el alma a los constructores. En la Ciénaga de la Virgen los rellenos crecen y la recuperación de áreas, aún con orden judicial, no ocurre. Cardique acaba de anunciar relimpia de caños, mientras la deforestación en La Popa llega a la cima, y con ella la producción de sedimentos. Enfrentar las consecuencias y no el origen del problema es tan ridículo como insólito. Para rematar, nunca considerarán contratar a pescadores para limpieza manual, algo que mitigaría la pobreza.
Muy poco ha sido implementado frente a la prostitución infantil, y el embarazo adolescente es un cero a la izquierda. Aunque a nivel global el maltrato animal es un problema de primer nivel, luego de varias muertes de caballos no hay indicios de reemplazar los coches turísticos, habiendo alternativas para prestar este servicio sin mamíferos. Estacionar coches bajo el sol en El Cabrero y cargar turistas al medio día no es bueno. Al otro lado de la ciudad, decenas de carretas con burros y caballos transportan escombros y basuras del frente de las casas a la esquina, o cualquier otro sitio, en donde el cochero pueda dejarlas y salir a millón, proliferando los basureros satélites.
Pasan los años y el edificio que hoy ocupa la policía al bajar el puente Heredia parece desvanecerse en el tiempo. Cómo quedaría de bien allí el Museo de Historia Natural. Por ahora, tampoco habrá habilitación del Terminal de Transportes de la Zona Norte, el cual hace curso de elefante a dinosaurio. La lista no es infinita, y aún quedan dos años para empezar a transformar, tiempo para que no sigamos siendo parte del olvido.
*Profesor.
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